La agremiación en torno a una organización ganadera puede generar múltiples beneficios para los productores que redundan en una mejor calidad de vida. Sin embargo, cuando se crean asociaciones sin ningún control, se corre el riesgo de generar conflictos y atomizar al sector.   A nadie se le puede negar el derecho de asociarse con base en las creencias o actividades que desarrolla. Tanto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos como en nuestra Constitución, está consagrada la libertad de asociación como un derecho fundamental.    No cabe duda que a través de la creación de una organización con fines claros y una sólida base se pueden alcanzar numerosos logros. Por ejemplo, en el sector ganadero, los productores se reúnen para aplicar a proyectos del Estado y obtener un tanque frío, un banco de maquinaria o repoblar sus fincas.   La Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, impulsó el fortalecimiento gremial con proyectos como el Asistegán Lechero y el Piloto Asociatividad para pequeños y medianos productores. (Lea: Con la liquidación del FNG, los que más pierden son los ganaderos)   Estas iniciativas fueron adelantadas con los recursos que los mismos propietarios de bovinos aportaban al Fondo Nacional del Ganado, FNG, que fue liquidado en mayo de 2016. Desde ese entonces, estos y los demás proyectos del fondo se acabaron y ya no hay más apoyo a los gremios.   Aunque el Gobierno ha promovido la creación de nuevas asociaciones, los productores aseguran que su objetivo ha sido el de sembrar cizaña y generar rencillas al interior del gremio. Esto inició en abril de 2016 cuando el exministro de Agricultura Aurelio Iragorri invitó a las organizaciones ganaderas del país excepto al gremio cúpula.   Luego, en septiembre de 2016, aprobó la creación de la Nueva Federación Ganadera, NFG, un hecho que el presidente ejecutivo de Fedegán, José Félix Lafaurie, calificó como un producto de la “mermelada” y las decisiones del Gobierno de acabar con la federación por las denuncias de su dirigente sobre el proceso de paz.   Los líderes de los comités ganaderos locales también han denunciado el favorecimiento de asociaciones que han apoyado al Gobierno, y las retaliaciones contra aquellos que han respaldado a Fedegán. (Lea: Ganaderos extrañan a Fedegán como operador del ciclo de vacunación)   Uno de los ejemplos más recientes tuvo que ver con la designación de los ejecutores del ciclo de vacunación contra fiebre aftosa y brucelosis. A diferencia de los procesos anteriores, el ICA buscó proponentes de 27 proyectos locales a través de una convocatoria pública.   A pesar de que el ICA resultó escogiendo a los mismos gremios que tradicionalmente han adelantado la campaña, quedó la sensación de que la entidad había buscado entregar el manejo a las asociaciones que no son críticas del Gobierno.   Así se manifestó el líder gremial Cristian Páez*, quien suponía que le entregarían la ejecución del ciclo a una asociación que no tenía experiencia en este tema: “Yo no puedo estar luchando contra la maquinaria del Ministerio (de Agricultura) porque no soy arrodillado a todo lo que dice (el exministro) Iragorri”.   Y agregó: “Ahora hay una nueva agremiación que tuvo apoyo del gobernador pasado y el ministro les dio absolutamente todo, pero yo no estoy de acuerdo con eso porque han hecho que el ganadero se vuelva un mendigo. Todo se lo han regalado y el Ministerio no ha hecho seguimiento a esos recursos”.   De otra parte, Ignacio Bustamente*, otro dirigente ganadero, aseguró que el ICA y la Cuenta Nacional de Carne y Leche, CNCL, estaban dividiendo los proyectos locales de vacunación, haciéndolos cada vez más pequeños y más localizados. Según él, esta atomización afectaba la rentabilidad del proceso.   “A nosotros nos quitaron un proyecto, lo fraccionaron para hacer uno nuevo. Fedegán manejaba como 80 proyectos, y en este momento hay muchos más, lo que baja la calidad del ciclo”, declaró. (Lea: Gremios habrían sido amenazados con retirarlos del ciclo de vacunación)   Cada organización debe ajustarse para aplicar la mayor cantidad de vacunas de forma eficiente y también rentable, pues los ciclos les generan una contraprestación. Por ejemplo, hay zonas donde la aplicación del biológico resulta más fácil porque los animales están concentrados en un solo sitio, pero en cambio, hay otras donde están más dispersos y el proceso se hace más complicado.   Un comité podía compensar una zona difícil con otra más fácil, lo que le significaba ahorro en gastos de desplazamiento y contratación de personal. Sin embargo, según explicó Bustamente, la fracción de los proyectos los hace más inviables y menos rentables para los comités.   “Hay municipios donde solo hay 3 o 4 animales por predio, entonces la ineficiencia de la vacunación se subsidia un poco con otras zonas de mayor concentración. Pero en el momento en que se empiece a fraccionar tanto los proyectos locales, va a ser bien difícil conservar la calidad de la campaña”, dijo.   *Nombres cambiados a petición de las fuentes