Ante el creciente costo de los alimentos concentrados para peces en Colombia, que llegan a representar entre el 60 y 70 % de los costos totales de producción, las innovaciones en este sector se enfocan en buscar opciones cada vez más efectivas.

En el caso de la producción de tilapia y otros acuicultivos, el valor de la alimentación ha llegado a crecer hasta un 30 % en los último 15 años, lo que supone un reto para los acuicultores que pretenden hacer de este un negocio sostenible en el tiempo.

Este último punto es uno de los más desafiantes para los productores nacionales, quienes consideran que una reducción en la nutrición de peces de criadero podría ser la respuesta a este desafío. (Lea: ¿Cómo se establece un cultivo de tilapia según una productora?)

Mariángela Niño, consultora técnica de Nutrición Animal para la multinacional BASF, explicó que la oferta de harinas de origen animal, que constituye uno de los principales insumos alimentarios para los cultivos de peces, no cubre la alta demanda del mercado.

“Como consecuencia, el costo de este aumenta, lo que eleva los costos de producción. Especies como la tilapia, por ejemplo, no resultan rentables bajo este modelo de negocio. El mercado no puede sostener los sobrecostos que esta dieta alimentaria genera”, aseguró.

Nuestro país produce alrededor de 120 000 t al año de tilapias rojas y blancas. Cerca del 40% de esta cantidad se produce en la represa de Betania Yaguara, en el Huila, y el resto en Meta, Tolima y Antioquia. (Lea: Tilapia nacional tiene gran demanda en Estados Unidos)

En la represa Betania Yaguara se desarrolla la mayor actividad acuícola en Colombia, con producción de tilapia roja y plateada, las de mayor exportación en el sector. Debido a la alta demanda, los acuicultores se vieron obligados a repensar sus niveles de producción.

Frente a este desafío, encontraron una alternativa sostenible e innovadora para alimentar a los peces, mejorando el rendimiento y disminuyendo los niveles de impacto ambiental. Se trata de la enzima natural Natuphos, una fitasa que garantiza mejor utilización del fósforo y de otros nutrientes importantes como minerales durante el proceso digestivo.

De este modo, se logra una digestión más eficiente, lo que conlleva a una menor excreción de nutrientes no absorbidos. Al mismo tiempo, con estas innovaciones se busca no causar un perjuicio en la ‘performance’ de los animales, ni afectar su sabor y valor nutricional.

“Hacer la conversión a una dieta que incluya proteína de origen vegetal como fuente principal de proteína es una opción más costo-efectiva para los productores, con resultados igualmente eficientes”, explica Niño. (Lea: ¿Qué métodos científicos existen para determinar calidad del pescado?)

Según BASF, un productor que use en sus acuicultivos proteínas de origen vegetal para la alimentación de sus peces puede ahorrar hasta $50 000 por tonelada, lo que corresponde entre un 8 % y 10 % del costo total de una tonelada de alimento balanceado para peces.

Esto es importante para la industria piscícola nacional, que cada vez más sólida. Según Procolombia, en 2018 las exportaciones de productos acuícolas y pesqueros crecieron un 24 por ciento en comparación con 2017, para un total de 115,8 millones de dólares.