Los ganaderos con fincas en Boyacá y Cundinamarca tenían la esperanza de que en octubre cayeran lluvias que pudieran hacer reverdecer pastos y llenar fuentes hídricas para surtir los predios. El mismo sentir tienen para este noviembre. Pese al anuncio del Ideam, sobre la prolongación del verano hasta marzo de 2016, a finales de octubre y en la primera semana de noviembre, considerados meses de invierno por tradición, cayeron aguaceros en diferentes regiones de Colombia. En Boyacá y Cundinamarca así se vio reflejado, especialmente el pasado 31 de octubre. Sin embargo, ganaderos en las regiones del trópico alto informaron que no todos los municipios han sido beneficiados con el agua lluvia, y por el contrario, la sequía anunciada se ha cumplido y alertan al Gobierno Nacional para que se disponga de las bodegas ganaderas. “En el mes de octubre históricamente se incrementan las lluvias en Boyacá, pero para la zona centro sigue un verano. Todos los ganaderos se quedaron esperando estas lluvias que están muy por debajo de los registros normales”, así lo expuso José Reinaldo Suárez, profesional en Tunja de Gestión Productiva y Salud Animal del Fondo Nacional del Ganado, FNG. Las lluvias que han caído en Boyacá están por debajo del 50 % de lo tradicional, lo que afecta por igual a todo el sector de la región. “No hay comida y queremos mirar con el Ministerio (Agricultura) si podemos tener alimento para el ganado porque la situación es crítica y no sabemos si la esperanza de lluvia de noviembre se cumpla”, confesó Suárez. (Lea: Cifra de animales muertos por el verano asciende a 30 mil 362) Juber Oswaldo Bernal Niño, coordinador en Boyacá de la Unidad Regional de Desarrollo Ganadero, URDG, del FNG, administrado por Fedegán, explicó que el departamento en efecto reporta una variación climática. Mientras unos sectores viven sequía otros han padecido por heladas. “Los cordones lecheros del centro y Chiquinquirá, además del intenso verano, fueron afectados por heladas, pero han caído algunas lluvias que despiertan el optimismo por unos días y la incredulidad hacia el Ideam que mantiene una actitud pesimista y que cada rato alarga el periodo de sequía insistiendo que va hasta junio de 2016”, aseveró Bernal Niño. Ricardo Arenas, ganadero en Susa, Cundinamarca, le contó a esta redacción que en el primer semestre cayeron 60 milímetros de lluvia y solo el 31 de octubre 22 milímetros, cifras que consideró desalentadores, debido a que se esperaban para esta época más de 180 milímetros, para un un registro anual entre 250 y 300 milímetros. En consecuencia, las fincas del municipio han reducido hasta un 40 % la presencia de pasturas y los suplementos almacenados, ya sean los elaborados o comprados, se agotan. Arenas tiene fe, anunció, en que mejore el aporte de agua lluvia en noviembre, aunque cree que las tierras de la región “están bendecidas” porque aun cuando no ha llovido lo suficiente, dispone de forrajes para pasar unos meses más. Consideró que otras fincas ganaderas padecen, más que por pastos, por la escasez de agua. Los dueños de estos predios se han visto obligados a comprar el líquido. (Lea: Nariño busca alternativas para mitigar la falta de agua) “A algunas fincas llegan 3 carrotanques de agua diarios porque no tienen de dónde sacar el líquido de ríos. Eso es terrible porque además pagan $300 mil por eso y es un gasto alto”, relató el productor pecuario. Ernesto González Cely, profesional de Gestión Productiva y Salud Animal del Fondo, dijo que algunos de los municipios del Altiplano Cundiboyancense en los que se reportan lluvias son Suesca, Villapinzón, La Calera, Guasca, Sopó y Ventaquemada. En el Valle de Ubaté, que reúne municipios de ambos departamentos, y hasta Tunja, las lluvias han sido esporádicas y todavía, dijo, se observan “praderas color tierra”.