Más de 1 hectárea declarada reserva de la biosfera mundial fue afectada por personas particulares con maquinaria pesada para aumentar sus cultivos agrícolas. Autoridades le piden respuestas a Corpamag.   La Ciénaga Grande de Santa Marta, ubicada en el municipio de Remolino, Magdalena, y considerada el complejo lagunar más grande de Colombia, se encuentra amenazada por la expansión agrícola, los incendios forestales y la presencia de grupos ilegales.   De acuerdo con Luz Elvira Angarita, directora territorial de Parques Nacionales, esta región está siendo devastada por particulares con potentes bombas de succión y retroexcavadoras para convertir el ecosistema en áreas de explotación agrícola. (Lea: Promesas del Gobierno sobre recursos hídricos se hundieron)   “Encontramos unas construcciones de muchos kilómetros de diques que tenían como finalidad el secamiento de ciénagas y el rompimiento de cauces en la zona. La mayor parte de estas obras están por fuera del Santuario natural. Aproximadamente es 1 hectárea la afectada”, apuntó Angarita.    De acuerdo con la entidad y la Policía Nacional de Magdalena no es un área cualquiera, pues la zona afectada involucra todo el Santuario de fauna y flora que existe en el departamento y es declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, como reserva de la biosfera mundial. (Lea: ¿Los últimos días de riqueza hídrica en Colombia?)   El coronel Álvaro Ninco, comandante Departamento de Policía Magdalena, aseveró que gracias a las denuncias de la comunidad y al apoyo de entidades ambientales en la región, se capturó a una persona que venía afectando a Ciénaga Grande.   “Esta persona fue puesta a disposición de las autoridades competentes. Se inmovilizó la maquinaria y se incautaron 5 hidromotores que tenían como función secar la ciénaga para ser dedicada al cultivo de pancoger (maíz, frijol, yuca)”, ultimó el coronel Ninco. (Lea: El Caribe cada vez más seco y MinAmbiente no actúa)   Lo preocupante, según evidencio el alcalde de Remolino, Virgilio Antonio Torres, es que se ha hecho hincapié sobre la ineptitud de las autoridades competentes como la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag, quien no está velando por los recursos ambientales del departamento.   “Los propietarios de las fincas que necesiten realizar una actividad que afecte en parte al medio ambiente, deben tener obligatoriamente un permiso de Corpamag, no de las entidades gubernamentales. Las autoridades ambientales permitieron que este daño fuera una realidad”, informó Torres. (Lea: “Las CAR están abusando de su autonomía”: ganaderos del país)   Por ahora, los habitantes de esta zona del país esperan que desde el Gobierno Nacional se tomen medidas para ponerle fin a este detrimento del ecosistema que no solo afecta a los habitantes del Magdalena, sino al ecosistema colombiano en general.