El Centro Agropecuario La Granja, ubicado en El Espinal, les viene enseñando a los aprendices el uso correcto de la tecnología aplicada a las explotaciones de la región. Drones, pluviómetros, sensores e inglés, son las herramientas con las que son dotados los alumnos.   Ser cada vez más rentables y eficientes es un reto que tiene el sector agropecuario. Lograr sembrar en menor espacio una mayor cantidad de productos, pero que sean de buena calidad y bien pagos es a lo que se apuesta con mayor frecuencia. Más recientemente todo se encuentra relacionado con el uso y aprovechamiento de la tecnología. De hecho, en países desarrollados, esas 3 condiciones funcionan y les facilitan la tarea a los agricultores. (Lea: Agricultura de precisión, aliada de la ganadería)   Ante esas exigencias, el Centro Agropecuario La Granja, del Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, con sede en el municipio de El Espinal (Tolima), desde hace unos años atrás viene impartiendo un curso a los jóvenes en agricultura de precisión, con el fin de que los estudiantes puedan integrarse al mundo y tengan las competencias que el mercado exige.   Manuel Ramiro Osorio, instructor del centro, señaló que el programa está enfocado en mejorar los rendimientos y la rentabilidad de la producción agrícola, apoyados en el uso de los últimos avances tecnológicos. Así les dan la oportunidad a los aprendices de que puedan estar al tanto y en contacto con las innovaciones del sector.   “A lo largo del curso, los alumnos están en contacto permanente con herramientas como los drones, los pluviómetros, equipos para mirar el suelo, entre otros elementos, que les permiten hacer análisis adecuados sobre lo que ocurre en una finca. Eso les permite volverla más rentable y productiva”, agregó Osorio. (Lea: La agricultura de precisión se abre paso entre los pequeños productores)   En tanto, John Jairo Meneses, uno de los aprendices de La Granja, destacó las bondades de lo aprendido en materia de agricultura de precisión, ya que al hacer el uso de la tecnología es posible que los predios sean mucho más eficientes en materia de producción.   “Si yo tengo un cultivo de 10 hectáreas y hago un análisis de suelo, puedo darme cuenta de que ese terreno no necesita más de 3 bultos de abono, pero el agricultor le está aplicando más de 10, por lo que excede las necesidades que tiene la tierra. Eso nos lo enseña la agricultura de precisión. A eso le sumamos los drones, que nos brindan fotografías en 3 dimensiones y nos entregan información como infestación de un cultivo, las propiedades de los nutrientes y el riego que se está manejando”, detalló.   Para el docente y el aprendiz, es vital que las siguientes promociones que participen en el curso, sigan estando al tanto en materia de tecnología, ya que esas herramientas son las que les van a permitir poder desarrollar y fomentar un campo eficiente y rentable. (Lea: “La tecnología aporta valor a la actividad agropecuaria”: SAC)