El sector ganadero en el Cesar se está enfrentando a desafíos que han encendido las alarmas entre los productores. Según Eudes Antonio Garzón, médico veterinario zootecnista y profesional de Fedegán – FNG, las principales preocupaciones incluyen los precios de la leche y la carne, la sensación de inseguridad de la región y la incertidumbre frente al futuro político del país. (Lea en CONtexto ganadero: Cada vez es mayor la brecha entre el precio al productor y el del consumidor)

En esta región, el comportamiento del mercado de la carne y la leche ha estado históricamente influenciado por las estaciones climáticas, especialmente con la llegada de la temporada de verano. Durante esta época, la escasez de pasto obliga a los ganaderos a sacar un mayor número de animales al mercado, lo que genera una sobreoferta y presiona los precios a la baja.

Este fenómeno afecta directamente la rentabilidad de los productores, quienes van reduciendo el precio por kilo de animal, marcando una tendencia desfavorable en comparación con el comportamiento promedio anua.

Por otro lado, la producción de leche también experimenta variaciones. En los meses de verano, los pastos pierden calidad nutricional, volviéndose más fibrosos y menos eficientes para sostener altos niveles de producción lechera.

De acuerdo con Garzón, históricamente, esta reducción en los volúmenes generaba un leve aumento en el precio por litro, lo que ayudaba a compensar las pérdidas por menores rendimientos. Sin embargo, en el cierre de 2024 y el inicio de 2025, esta dinámica ha cambiado.

Las empresas procesadoras de lácteos han acumulado contingentes de leche en polvo, lo que les permite mantener los precios del producto sin incrementos significativos. Este hecho ha golpeado la economía de los ganaderos, quienes no solo producen menos debido a las condiciones climáticas, sino que también enfrentan precios estancados, limitando aún más sus ingresos.

El profesional afirma que el sistema de producción lechera en el trópico bajo colombiano, particularmente en la costa Caribe, sigue enfrentando problemas estructurales como la baja tecnología implementada, el bajo rendimiento de litros por hectárea/año y la limitada eficiencia productiva y reproductiva.

Otro factor que inquieta a los ganaderos del Cesar es la creciente sensación de inseguridad. Problemas como el abigeato, la extorsión, el hurto de maquinaria y vehículos, y otros delitos rurales se han convertido en una constante en la región. (Lea en CONtexto ganadero: Conflicto armado impacta economía y seguridad en La Guajira y el Cesar)

La percepción de seguridad deteriorada no solo afecta la tranquilidad de los productores, sino que también impacta directamente en sus operaciones. La incertidumbre y el miedo generan mayores costos en términos de seguridad privada y pérdida de activos, lo que reduce la competitividad del sector.

Además, la falta de respuestas efectivas por parte de las autoridades refuerza esta sensación de abandono por parte del Estado, incrementando la desconfianza entre los ganaderos, como lo asegura Garzón.

A esto hay que sumarle que el futuro político de Colombia también representa un motivo de preocupación para los productores agropecuarios. Las decisiones del gobierno, especialmente aquellas relacionadas con políticas agrícolas, tributarias y ambientales, generan incertidumbre en el sector.

Entre los temas más discutidos se encuentran las posibles reformas que puedan impactar la producción, comercialización y exportaciones. Los ganaderos temen que medidas desfavorables afecten aún más su capacidad para competir en el mercado, especialmente en un contexto donde la inflación y los costos de producción continúan al alza.