De poco sirven las intervenciones que hace el Esmad en aquellos predios ocupados de forma ilegal por los nativos caucanos, que recientemente han decidido empezar a intimidar a los propietarios o trabajadores. Muchos casos han terminado en agresión física. El afán de acaparar la mayor cantidad de tierras sin importar que las mismas tengan un dueño, sigue siendo la causa de varios inconvenientes en el Cauca. Los indígenas ubicados en esa zona del país, están apelando a acciones como invasiones, intimidaciones, amenazas e incluso golpizas, contra aquellos legítimos propietarios de los terrenos. (Lea: Invasión a predios, nuevo dolor de cabeza en Santander y sur del Cesar) Hace unos días atrás, la víctima de los nativos fue Álvaro José Saa, dueño de una finca ubicada entre los municipios de Miranda y Corinto. Según le contó el productor a CONtexto Ganadero su lucha con las comunidades caucanas arrancó el 25 de diciembre de 2014, fecha en la que ingresaron por primera vez al predio y desde la cual no ha podido sacarlas. Hasta el momento, ya se han apropiado de 50 hectáreas de las 130 que posee el terreno.
La víctima aseguró que en 2 oportunidades el Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad, ha tenido que desalojar a los indígenas, quienes han construido cambuches y cultivos en los espacios de los que se han apropiado. (Lea: El miedo volvió en forma de carta a las fincas ganaderas del Cauca)
“Mi familia compró esta finca en 1979, según dicen las escrituras. Tenemos toda la documentación legal y no hemos dejado de pagar impuestos. Sin embargo, estos señores empezaron a invadirnos. El 28 febrero fue el primer desalojo, pero a las 4 horas ya estaban acá. La segunda vez que los desalojaron fue el 24 de mayo, pero cuando volvieron llegaron más bravos, trabaron un acueducto que sirve para Miranda y 5 fincas más”, contó el propietario.
No obstante, el momento más complejo ocurrió hace un par de días. Saa mandó a un tractorista a que adelantara unas labores en la finca, pero cuando el empleado trató de realizarlas en el territorio apropiado por los indígenas, estos lo amedrentaron diciéndole que se fuera. El propietario pidió ayuda al Ejército para poder realizar el trabajo. (Lea: Nuevas invasiones deben soportar productores caucanos)
Al lugar llegaron 15 uniformados y el dueño de la finca, quien en tono pacífico les pidió a los nativos que permitieran que el tractor hiciera sus labores, sin atentar contra la máquina y su operario. Eso no sirvió mucho. Quienes estaban en el lugar le pidieron a Álvaro José Saa que se fuera y no volviera a la finca, de lo contrario no respondían por lo que le pudiera pasar.