Los ganaderos del departamento están alarmados por las altas temperaturas, que han ocasionado una reducción en la disponibilidad del recurso hídrico y del forraje para el ganado. Algunos optaron por descargar sus fincas casi por completo mientras pasa la época más crítica.   A raíz de los incendios que consumen la Amazonia colombiana, CONtexto ganadero contactó a los productores de la región para conocer si se han visto perjudicados por las conflagraciones, quienes confirmaron que no están afectados por el fuego pero sí por el intenso verano.   Leonardo Díaz, trabajador de la finca La Esperanza en la vereda Las Brisas de San José del Guaviare, alertó por el “gravísimo” calor que azota a la región en las últimas semanas, casi desde diciembre pasado. (Lea: Temporada seca tiene en alerta al Cesar)   “Está fatal, gravísimo. Ha estado muy fuerte el verano, no ha llovido fuerte desde hace 3 meses. En enero cayeron algunos chapuzones y el fin de semana pasado fueron algunas lloviznas, pero todo está seco, seco”, manifestó el productor.   Díaz fue uno de los ganaderos que optaron por sacar al ganado, dejando solamente 3 reses mientras pasa la época crítica. Lo mismo hizo Andrea Romero, administradora de la Sociedad Agropecuaria Los Moros, que también descargó la finca.   “El ganado se vendió en diciembre por el verano, que ha estado muy duro. Llovió en enero pero en todo febrero no ha caído agua. Algunos potreros se han secado, pero cerca de la finca pasa una quebrada pequeña”, explicó. (Lea: Huila: entre incendios forestales y crecientes súbitas)   Una de las personas que se vio afectada por los incendios fue Jessica Hincapié, propietaria de la finca El Empuntillado en la vereda Agua Bonita, pero no precisamente por las grandes llamas que están consumiendo a la Amazonía, sino a la mala práctica de los vecinos de quemar los terrenos para sembrar.   “La semana pasada, por el resguardo indígena El Refugio, yendo hacia la finca, hicieron una quema para cultivar, y el fuego se le pasó a otro vecino y le quemó unos potreros”, contó.   Hincapié agregó que las elevadas temperaturas han secado los pastos, aun cuando tienen un pozo profundo de donde extraen el líquido vital para el ganado y los forrajes. (Lea: Fuerte verano tiene en alerta a ganaderos de Bolívar)   Por ahora, los ganaderos esperan que el calor se atenúe y lleguen las lluvias a finales de marzo o principios de abril. Mientras tanto, sobreviven con el poco recurso hídrico que llega y con los forrajes que todavía conservan.