Tras el artículo publicado por este medio sobre la renuncia de 12 vacunadores en este departamento, CONtexto ganadero habló con el programador que se apartó del cargo ante los abusos y las presiones que ejercen los funcionarios de la Cuenta Nacional de Carne y Leche, CNCL. Edwin Gutiérrez ejerció como programador del ciclo de vacunación para el proyecto de Tuluá durante 12 años. Sin embargo, en la segunda campaña de 2017, los funcionarios de la CNCL le hicieron saber que prescindían de sus servicios. En su reemplazo, la CNCL ha contratado trabajadores que, a juicio de Gutiérrez, no cuentan con la experiencia para llevar a cabo el proceso, incluyendo al nuevo líder del proyecto. (Lea: Nuevos inconvenientes del segundo ciclo de 2017 en Valle del Cauca) “Antes había un joven muy pilo, pero hace poco contrataron a un muchacho que no tiene idea de dónde está metido. Es un médico veterinario de Cali que no está bien capacitado ni tiene mucha experiencia laboral”, aseguró. El antiguo programador cuestionó la forma como la CNCL ha querido desechar todo lo que la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, y el Fondo Nacional del Ganado, FNG, aplicaron en los últimos años. De hecho, confesó que extraña la labor que ejercía de la mano con el profesional del FNG, Juan David Morales, a quien mostró una profunda admiración. Ahora que el ciclo es manejado por la CNCL y Fiduagraria, Gutiérrez contó que la inconformidad fue tal que los 20 vacunadores del proyecto renunciaron, pero 8 se retractaron por diversas necesidades. (Lea: Denuncian irregularidades en el II ciclo de vacunación en Boyacá) Según el trabajador, su renuncia fue motivada por las presiones y las exigencias desmedidas de la CNCL. En primer lugar, lo obligaron a realizar la programación de los predios en 4 municipios a 15 días de iniciar el ciclo, pero ante la falta de tiempo, contrataron otras personas que no tenían conocimiento del proceso o, lo que es peor, de la región donde iban a programar. Además, criticó que el nuevo software diseñado por la cuenta para llevar los registros de vacunación no arroja ningún dato sobre las coberturas o el avance del proceso, lo que prácticamente los obliga a navegar a ciegas. Cuando Gutiérrez tuvo la oportunidad de cuestionar estas irregularidades en una reunión con los demás programadores, asegurando que esta no era la forma como Fedegán y el FNG manejaban el ciclo, una funcionaria de la CNCL le replicó que “se olvidara” de los antiguos administradores. De otro lado, denunció que los viáticos para transporte que se dan a los vacunadores son mínimos, y ellos están siendo obligados a aportar de su propio bolsillo para poder trasladarse. (Lea: Segundo ciclo de vacunación de 2017 inicia con dudas y traumatismos) De acuerdo con Gutiérrez, tras la avalancha de quejas de los vacunadores, los funcionarios regionales de la CNCL les dijeron que podían ganar unos pesos de más si aplicaban la vacuna contra el carbón, a pesar de la directriz del Ministerio de Agricultura que prohíbe utilizar otro biológico distinto a los estipulados durante el ciclo de vacunación. “Los vacunadores se subsidian con el carbón para que les quede el sueldo libre, porque tienen que hacer muchos gastos en gasolina y el mantenimiento de la moto para movilizarse. De su bolsillo tienen que subsidiar a la cuenta, y eso es ilógico”, sostuvo el trabajador. Otra grave denuncia es que los nuevos vacunadores no están aplicando la vacuna, sino que la dejan a en la finca y entregan el Registro Único de Vacunación, RUV, como si nada.
Desde que la CNCL asumió el manejo de la vacunación contra fiebre aftosa, han salido a flote varias denuncias de ganaderos y trabajadores que dan cuenta de la inexperiencia de la cuenta y de su administrador, Fiduagraria, para manejar el ciclo. Sin embargo, como el Ministerio de Agricultura les ha prohibido hablar sobre el tema, la CNCL no ha respondido a estos cuestionamientos.