El alto Sinú ha sido víctima de los estragos provocados por los vendavales de las últimas semanas. Forrajes para el ganado, árboles y cultivos se han destruido. Ante los hechos, aprenda qué hacer antes, durante y después de los fuertes vientos. Los vientos intensos viajan desde las zonas costeras y se desplazan por todo el país. Agosto es uno de los meses del año que reporta más problemáticas por su causa. Uno de los vendavales reportados recientemente en el departamento de Córdoba, según describió Luis Arturo Silgado, profesional en Valencia Gestión Productiva y Salud Aanimal del Fondo Nacional del Ganado, FNG, causó “múltiples daños a la comunidad”. (Lea: Grave emergencia vive Chocó por cuenta del invierno) Cultivos de plátanos, papaya y yuca quedaron destruidos, al igual que viviendas y forrajes para el ganado. “Por todas las calles se observan árboles caídos”, describió el profesional en Valencia donde los productores tendrán que iniciar de 0 en sus negocios. Sin embargo, los ganaderos y agricultores pueden proteger sus predios, animales y hasta sus viviendas, si emplean sistemas silvopastoriles, los cuales están integrados por árboles y arbustos que funcionan como rompe vientos. Leonardo De Las Salas, coordinador en Córdoba de la Unidad Regional de Desarrollo Ganadero, URDG del Fondo, explicó que los vientos “vienen con fuerza pero conla mano de la naturaleza se pueden alivianar daños. La siembra de árboles altos ayuda a proteger forrajes, animales y cultivos”. Las barreras rompe vientos se consiguen por medio de la siembra de material vegetal alto, pero sobre todo de ramas fuertes. Con los arbustos se forman cercas que ayudan a evitar que los vendavales arrasen con todo y da tiempo a mayordomos y demás empleados en finca de encerrar a los semovientes hasta tanto pase el vendaval. (Lea: Los vendavales ponen en aprietos varias zonas del país) En la región Caribe los ganaderos no acostumbran a tener corrales con estructuras sólidas para los animales por las altas temperaturas que acompañan la zona todo el año. Por ello, se recomienda la construcción de un resguardo para los rumiantes con el cual se evitará o reducirá la pérdida de reses, ante el eventual desplome ramas. En el caso de los cultivos, ya sean de alimentos para el consumo humano o animal, se recomienda, anotó De Las Salas, hacer renovación de forma organizada, con lo que se minimizarán las pérdidas. Una medida sustentable en la ganadería es proteger fuentes hídricas para conservar agua y evitar la deforestación y desbordamientos. El coordinador de la URDG en Córdoba recalcó en la importancia de no arrojar desechos en ellas, porque “todo lo que hemos ocasionado a la naturaleza, luego nos lo cobra”. Luego de un vendaval, los productores pecuarios y agrícolas deben remover malezas y ramas caídas. En sí, todo aquello que se haya desprendido y pueda llegar a causar propagación de infecciones a personas y animales. Ese material se guarda en bolsas plásticas y se envía a disposición final en el menor tiempo posible. Si se conserva por largo tiempo en las fincas, el calor podría provocar un incendio, o ante otro vendaval, el desplazamiento de la basura causaría daños irreparables.