Fundada por la familia Gutiérrez, esta finca ha estado dedicada a la cría, ceba y comercialización de ganado, siempre con un enfoque en el mejoramiento genético y la sostenibilidad de las praderas. Sebastián, miembro de la familia propietaria de Los Arucos, reconoce el trabajo arduo de su padre y su influencia en la crianza ganadera:
“Este es un amor que él nos ha involucrado poco a poco desde muy pequeños. A mi edad, 18 años, ya somos como la nueva generación de la ganadería”, comentó. A pesar de su juventud, Sebastián ya tiene un papel activo en las operaciones de la finca, dejando en claro que la tradición familiar está profundamente arraigada en su vida.
Innovación en el manejo de potreros
Los Arucos se destaca por su enfoque en la mejora continua, tanto en la genética del ganado como en la gestión de las praderas. Actualmente, la ganadería maneja un sistema de rotación de potreros mediante un diseño radial, que les permite maximizar la productividad y la sostenibilidad de sus tierras.
“Más o menos un radial está dividido en 16 potreros, cada uno de entre dos y tres hectáreas, lo que nos permite manejar lotes de hasta cincuenta cabezas de ganado con una rotación constante cada veintiocho días”, explicó Gutiérrez. (Lea en CONtexto ganadero: Fedegán y Areandina le apuntan a trabajar por el relevo generacional)
Este sistema de manejo de potreros asegura que los pastos tengan el tiempo suficiente para recuperarse entre rotaciones, lo que resulta en una mejor calidad del forraje y una mayor capacidad de carga en las tierras. La importancia de este tipo de técnicas es fundamental en regiones como el Meta, donde el clima y la calidad de los suelos pueden presentar desafíos importantes para la ganadería extensiva.
De la cría a la comercialización: Un ciclo completo de producción
Los Arucos se distingue también por abarcar todo el proceso productivo, desde la cría hasta la ceba de sus animales. Sebastián indicó que sus principales clientes son ganaderos locales encargados de distribuir la carne en Bogotá y otras zonas del país. Esta ganadería se asegura de que su ganado alcance los estándares de calidad esperados para los mercados locales.
“Nosotros nos especializamos en el brahman puro, tanto rojo como blanco. Tenemos todo el proceso, desde cría, levante y ceba. Manejamos aproximadamente 4.000 animales. (…) Les vendemos el ganado a los mismos ganaderos de la zona que se encargan de enviar la carne en la venta directa a Bogotá”, expresó el joven ganadero.
Un futuro enfocado en la exportación
Mirando hacia el futuro, Los Arucos tiene planes de expandir su operación y llegar a nuevos mercados, incluida la exportación. “Una gran meta sería poder llegar a exportar carne”, describió Sebastián, quien reconoce que este objetivo requerirá de una mejora continua en la genética y la organización de la ganadería. Este objetivo, ambicioso pero alcanzable, refleja la visión de la familia Gutiérrez de llevar su ganadería al siguiente nivel. (Lea en CONtexto ganadero: Cómo atraer a los jóvenes y sus nuevas ideas a trabajar en el sector agropecuario)
A pesar de los retos, como la falta de relevo generacional en las zonas rurales, Sebastián está comprometido con la ganadería y su futuro y envió a aquellos que consideran que no hay futuro en el campo: “Con el tiempo me he podido dar cuenta, y lo que me ha mostrado mi papá y mi familia, es que la ganadería es algo constante y de paciencia. Desde pequeño, he visto cómo hemos mejorado la genética de nuestros animales, generación tras generación, cómo hemos mejorado las fincas, el sistema de radiales que les conté. Todos los días uno está aprendiendo”, afirmó.