Ganaderías de esta región están cerrando su negocio debido a que se cansaron de luchar contra los altos costos de la actividad. Productores y dirigentes expresan su preocupación, ya que quienes continúan en la actividad son aquellos que tienen entre 10 y 30 vacas.

En el Sumapaz cada vez cierran más ganaderías debido a que es un negocio que ya no es rentable y resulta difícil por culpa de los altos costos, y a su vez, por el bajo precio pagado al productor. (Lea: En Sumapaz ganaderos de lechería abandonan el negocio)

Así lo manifestó Iván Darío Cruz, ganadero de toda la vida, productor de pardo puro, médico veterinario y presidente emérito del Comité de Ganaderos de Fusagasugá.

Según el dirigente, mientras el precio por litro no sube hace 10 años, los alimentos concentrados aumentan 4 veces al año y eso ha generado una cadena de incremento en todos los órdenes de la actividad ganadera.

“Esta situación ha llevado al cierre permanente de ganaderías que se dedicaban a la lechería especializada y que producían en promedio 500 litros diarios”, agregó Cruz.

Aunque en los municipios de Facatativá, Sibaté y Granada, persisten grandes ganaderías que producen hasta 2.000 litros diarios, en estas zonas también hay bastantes unidades productivas que han preferido vender el hato y liquidar.

Merma constante

“Solo en Fusagasugá la producción de leche ha mermado ostensiblemente. Hace 10 meses se producían 17 mil litros diarios, pero este indicador ha disminuido en más del 25 %”, resaltó el productor.

De acuerdo con el dirigente, hay mucho desanimo de los ganaderos, porque los insumos y concentrados, suben de precio de manera desmedida, sin que medie autoridad alguna para controlar esta situación. (Lea:¿Qué es el costo de producción en la ganadería?)

“Un litro de leche lo pagan al productor primario entre $800 y 1.000 y en esos niveles se encuentran desde hace dos décadas”, relató con notables muestras de preocupación.

La región se está quedando con los pequeños productores que tienen entre 10 y 30 vacas, y derivan su sustento, del flujo de caja que les proporciona la venta de la leche diariamente.

“De una gran cuenca lechera está en camino de convertirse en unidades productivas minifundistas”, advirtió Cruz.

Los productores grandes sobreviven porque derivan otros ingresos procedentes de la venta de genética y de terneros y toretes.

“Estos últimos los comercializan a ganaderos de climas cálidos, como es el caso, de los departamentos de los Llanos Orientales, Caquetá y el Magdalena Medio”, puntualizó. (Lea: Ganaderos de Cundinamarca desmotivados por el precio de la leche)