Los prados que antes eran verdes ahora se encuentran amarillos porque los pastos se quemaron y ya no caen lluvias para que puedan recuperarse. Sin agua y sin alimento, los ganaderos han tenido que vender sus vacas a precios irrisorios. Manuel Martínez, productor de Chivatá, manifestó que la gran mayoría de los trabajadores agropecuarios se vieron afectados por la sequía y las heladas, porque ya no tienen cómo sostener sus fincas. “Todas los pastos se acabaron, el hielo los acabó, la sequía. Hace como 8 meses que no nos llueve. Usualmente cae agua en octubre y noviembre, y por aquí no llovió. Esto aquí es un desierto”, dijo. El productor mencionó que la última vez que cayó agua fue en los meses de mayo y junio de 2015. Según Martínez, en ese entonces cayeron 230 milímetros de lluvia. Sin embargo, en los siguientes meses solo cayeron lloviznas que no fueron suficientes para poder almacenar agua. “Adicional a eso, en las fuentes donde estábamos recogiendo agua, ya no queda nada. Tampoco hay comida para comprar. Antes estaban ayudando con la compra del silo y era a un precio razonable. Hoy en día la gente está especulando con el precio y uno no puede pagar ese costo”, declaró. Esta situación se está presentando en casi todos los municipios del departamento, como Toca, Oicatá, Cómbita, Tuta, Samacá, Cucaita, entre otros, desde el año pasado. Según el ganadero, los cultivos y los pastos se han acabado y el agua es cada vez más escasa. “Nosotros tenemos un lugar en donde recogemos el agua, pero el resto nos toca con el acueducto. Imagínese los costos que eso implica”, agregó con preocupación el ganadero. (Lea: Heladas, lluvias y verano afectan a ganaderos en Boyacá) Esto obligó a Martínez a vender el 50 % de su hato ganadero. De 20 animales que poseía, vendió 10, y apremiado por la difícil situación, tuvo que ofrecerlos a un precio muy inferior al que normalmente pagan por una vaca. “Teníamos vacas buenas que valían plata, pero nos ha tocado sacarlos a la plaza y venderlas por $500 mil pesos, porque no podemos dejar morir de hambre al animal. Un animal cuesta $2 millones o $2 millones y medio”, aseguró. José Reinaldo Suárez, profesional en Tunja de Gestión Productiva y Salud Animal del Fondo Nacional del Ganado, FNG, sostuvo que enero de 2016 será recordado como un mes catastrófico para la producción en campo. (Lea: 5 afectaciones que viven ganaderos del Altiplano por el verano) “El problema es que el agua se está acabando. Antes obtenían agua de los reservorios, pero ya están secos. Como prácticamente no llovió en el año, no se pudo acumular agua porque no hubo un invierno fuerte”, explicó. También contó que las bajas temperaturas que provocaron heladas durante 3 días, entre el sábado 16 y el lunes de 18 de enero, quemaron los pastos de esta zona casi en su totalidad. Añadió que muy pocos ganaderos pueden comprar silos, que están escasos en la región. Algunos ganaderos pudieron aplicar tecnologías para almacenar alimento, aunque Suárez afirmó que los campesinos no tienen la cultura para hacerlo. El productor hizo un llamado a las autoridades para que les ayuden y poder así minimizar las pérdidas de los pequeños y medianos ganaderos. (Lea: Ganadero, combata las heladas con los pastos adecuados) “La única ayuda la recibimos el año pasado, pero este año no nos han dicho nada de vendernos comida. Y cuando llega la ayuda, como es tan poquito, todo el mundo está detrás de eso y no alcanza para todos”, expresó Martínez.