Carlos Solano, ganadero del municipio de Villanueva, inició hace casi un lustro el proyecto familiar que hoy es ejemplo de emprendimiento para el departamento y el país.
'El Choro' tiene 17 hectáreas, para unos es un predio pequeño, para Carlos Solano es motivo de orgullo, al lograr convertirlo en una empresa pujante. “Vale la pena levantarse a las 3 de la mañana a ver cómo están las vacas, los pastos, la producción de leche, la comida del ganado, el arequipe, los quesos, el comercio, los lagos”, lo dice con esa energía que ha permitido que algunas empresas ganaderas, como la de él, de 17, 95 o 176 hectáreas se conviertan en referentes para la región.
No fue fácil alcanzar la meta de ser una empresa productora de leche, animales, forrajes, agua y además centro turístico. “Siempre lo más difícil es conseguir el dinero, los bancos no confían en uno por los pocos fondos para pagar las deudas. Hoy todo el mundo me presta y no le debo a nadie”, comenta.
Cuenta además, que hace 5 años sus 7 hermanos incursionaron de lleno en la ganadería, 3 de ellos dejaron el proyecto atrás. “Un 28 de diciembre decidimos hacer de este predio, que parecía un potrero, una gran empresa. Como esta es una finca de sucesión, somos 4 hermanos lo propietarios de ella, cada uno renunció a sus trabajos y decidimos poner este proyecto en marcha”. (Lea ‘Hatos autosostenibles: adversidad convertida en impulso emprendedor’)
Una aventura, así parece la historia de la recuperación de estas 17 hectáreas. Carlos y sus hermanos ya tenían claro a dónde querían llegar después de visitar 8 predios demostrativos. “El turismo es lo que más se da en Villanueva, pero también la ganadería y la lechería, entonces después de una asesoría realizada por Fedegán y el SENA, empezamos a pedir préstamos al Banco Agrario y a implementar sistemas silvopastoriles y bancos de proteínas con leguminosas como el guandul o aro, que es lo que mejor se produce”.
Posteriormente fueron los lagos. Este municipio de Santander se caracteriza por ser un municipio seco, más en temporada de verano, la cual ha afectado al sector agrícola y pecuario. Con la implementación de lagos, la producción de forrajes, leche, confianza y recursos, todo fue creciendo.
“Empezábamos a vender la leche, pero como nos sobraba, recurrimos a hacer arequipe y quesos. Vendemos todo y nos hemos obligado a ser recursivos para no dejarnos caer”.
Con las ganancias fueron adquiriendo más préstamos y maquinaria que, como dice Carlos, le dio otra cara a la finca. “La gente se le ríe a uno, dicen que la peor esclavitud es tener un negocio de lechería, pero cuando se dan cuenta de los resultados se entusiasman, entonces vale la pena levantarse tan temprano y acostarse muy tarde, porque los resultados se ven”. (Lea ‘Productores lácteos de Popayán, afectados por reducción de precios’)
“Esa finca estaba sobre un terreno árido. Si la gente, como Carlos y sus hermanos, se dejaran asesorar, muchos predios no estarían pasando por problemas de sequía, escasez de alimentos y de agua”, argumenta Diego Ríos, profesional en Gestión de Proyectos Estratégicos de Fedegán, en Bucaramanga.
Hoy 'El Choro' maneja una producción diaria de 160 litros de leche, que la distribuye en San Gil, Barichara y Villanueva. Cada litro lo vende entre $1.100 y $1.600, cabe recordar que hace 4 años inició con 8 vacas, en este momento tiene 20 hembras, de las cuales 10 vacas tienen producción lechera, 4 burros, 2 novillas de remplazo preñadas, 2 terneras de reemplazo de un año y 2 terneras de menos de un mes.
“Nuestra idea es vender todo lo que la finca produce, queremos seguir adelante, demostrar que sí se puede”. El pasado 19 de enero Carlos y sus hermanos crearon su propia empresa, ‘Unidad Agroindustrial El Choro’, la cual transformará todos los productos y comercializará el agua tratada. Con 17 hectáreas en 5 años, una tierra árida empezó a dar sus mejores frutos, generando importantes ganancias y ejemplo de progreso.