Paz de Ariporo, en Casanare, es el primer productor de arroz del país, cultivo que ha relegado la ganadería tradicional debido a la transformación de los suelos y terrenos, pasando de tener humedales ricos en diversas especies de fauna y flora, a praderas verdes que ponen en peligro la biodiversidad.
Así lo plantea un artículo de la agencia de noticias de la Universidad Nacional, donde se señala que según el último censo ganadero del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), el país tiene más de 29 millones de bovinos concentrados en unas 634.000 fincas, de los cuales 2.030.000 están en Casanare. A su vez, datos del Ministerio de Agricultura muestran que el sector pecuario genera 810.000 empleos, por lo que supone un ingreso esencial para miles de familias.
Investigadores de la Universidad Nacional encontraron que de 130 fincas ganaderas en el departamento, 57 no presentaban un buen manejo de los suelos por problemáticas como la calidad del agua dispuesta para los animales; el uso de agroquímicos; falta de potencial hídrico para especies como el chigüiro, oriundo de estas tierras, o de ciertas aves migratorias provenientes de Norteamérica; el bajo nivel de escolaridad de los encargados de los predios, y el difícil acceso al lugar.
En vista de estas problemáticas, la magíster en Gestión y Desarrollo Rural de la UNAL, Ana María Romero, analizó las principales fincas de la región para ver cómo pueden los ganaderos transformar tales prácticas y hacer de sus fincas un lugar más sostenible. Se trata de contrarrestar el avance desmedido del cultivo de arroz, que cuando se realiza de manera imprudente puede generar un peligro para los ecosistemas naturales de la zona, hogar de varias especies de animales y plantas.
“En las visitas realizadas, primero consultábamos con los ganaderos y expertos sobre cuáles son los principales indicadores para tener una finca que se pueda denominar ‘sostenible’, para luego crear una encuesta y entrar a evaluar en cada uno de los predios si esto se estaba cumpliendo a cabalidad”, manifestó la investigadora. (Lea: Casanare discute el futuro de su ganadería)
En Paz de Ariporo la ganadería siempre había consistido en la cría de terneros con pasto natural, que se podía realizar sin ninguna interrupción en el extenso terreno disponible que funcionaba en las fuertes épocas de sequía de la región. “Pero a partir de 2016 se parcelaron las tierras, y, por un lado, se empezaron a arrendar terrenos para el cultivo de arroz, y por el otro, algunas personas se aprovecharon de terrenos baldíos, es decir que no tienen un dueño en particular”.
Añadió que “aquí las autoridades ambientales o territoriales no ejercen un control estricto sobre la proliferación de estos cultivos, lo cual les quita ganancias a los ganaderos, quienes para no quedarse atrás deben transformar sus prácticas cotidianas respecto al tratamiento de los suelos”.
El dominio del agua para los cultivos de arroz está haciendo que los ganaderos hagan pozos para aprovechar el agua subterránea, que muchas veces no tiene la misma calidad de otras fuentes por falta de un acueducto para su tratamiento y limpieza.
“Se está buscando crear un acueducto ganadero que ayude a los animales a consumir un agua más limpia, disminuyendo así las barreras en cuanto al dominio de las reservas de fuentes hídricas en la región, que han ido disminuyendo a favor de otro tipo de industrias”, indicó. (Lea: Ganaderos del Casanare le apuestan a la producción sostenible y la transformación)
Otras estrategias manejadas con los ganaderos son aprender a producir un abono más limpio para los suelos, reduciendo así la necesidad de aplicar agroquímicos, y sembrar especies propias de la zona (endémicas).
“Uno de los principales ejes de la ganadería es su fuerza cultural, que conlleva una carga de identidad para los ganaderos. La figura del llanero cantando mientras guía las vacas y otras prácticas forman parte de la idiosincrasia y tradición de la región, por lo que el cambio de dinámicas ambientales, sociales y económicas, ligadas a cultivos en la zona, haría que se estuvieran perdiendo”, indicó la investigadora.