A pesar del esfuerzo de las autoridades, el abigeato, específicamente en la modalidad de carneo, sigue siendo catalogado como uno de los principales dolores de cabeza de los productores casanareños. Esta problemática está influyendo en gran medida en la informalidad en el mercado y la comercialización de la carne. Muchas famas, restaurantes, y casinos estarían adquiriendo proteína roja de dudosa procedencia. Daniel Salamanca, director ejecutivo del Comité de Ganaderos de Yopal, manifestó que ‘desafortunadamente’ el robo de animales, por partes o en lotes, continúa vigente en el departamento. (Lea: 5 modalidades de abigeato que todo ganadero debe conoce) “El abigeato no ha disminuido para nada porque la demanda se mantiene. Por más campañas institucionales que realicemos que invitan a no comprar carne robada, como en barrios de la periferia en donde un kilo legal vale cerca de $14 mil y uno ilegal $8.000, la gente tiende a optar por lo más barato”, sostuvo. Salamanca mencionó que en el departamento se ha desarrollado un núcleo de palma muy significativo. En ese sentido explicó que la producción de aproximadamente 100 mil hectáreas demanda una gran cantidad de carne para mantener los casinos que brindan los alimentos a los jornaleros. (Lea: 5 propuestas de los ganaderos para reducir el abigeato) “El carneo ha aumentado en la zonas donde están estos casinos, Yopal, Maní, Villanueva y cerca de Aguazul y nadie está controlando la procedencia de las carnes que se están consumiendo en esos restaurantes por lo cual es necesario que se realice mayor vigilancia en estos puntos”, planteó. El directivo indicó que toda la problemática que va desde el robo de los animales hasta la comercialización informal de la carne se debe a la falta de control. Asimismo dijo que en estos momentos están haciendo un trabajo que permita contrarrestar este flagelo que se ha intensificado por el comercio irregular. Por ello, con el objetivo de ser propositivos y contribuir a solucionar este tema, el comité tomó ejemplo de una estrategia que se está adelantando en el departamento de Cesar para combatir el abigeato. La táctica o el plan de trabajo consiste en realizar una hoja de ruta en la que se especifiquen las labores y acciones que las diferentes entidades involucradas o responsables en contralar y vigilar este flagelo van a adelantar desde sus competencias, por ejemplo, Policía, Ejército, Fiscalía, los mismos ganaderos, entre otros. (Lea: “Preocupa el poco interés del Gobierno frente al abigeato”: Lafaurie) “Con esto lo que se busca es realizar un seguimiento, evaluación y ajuste de la labor que está adelantando cada una de las partes”, comentó. Según Salamanca, los responsables de los robos no son particulares, sino bandas organizadas con estructuras establecidas en las que se pueden identificar todos los actores involucrados en el proceso. “La mayoría de fameros son gente honesta y trabajadora pero hay algunos que se prestan para comercializar carne de animales que fueron robados entonces es urgente empezar a realizar los controles respectivos en los diferentes expendios del departamento”, precisó. Por otro lado mencionó que el arreo y el robo de ganado en lotes, también se siguen presentando. Sin embargo estas modalidades son más fáciles de reportar a las autoridades. Antonio Fernández, presidente del Comité de Ganadero de Villanueva, explicó que el sacrificio de animales en las fincas es una constante en su región y en Monterrey. “Inescrupulosos entran a los predios, descuartizan uno o 2 animales, se llevan las mejores carnes y dejan los restos tirados. Estos son los encargados de surtir los expendios de los municipios, hecho que es realmente preocupante”, sostuvo. (Lea: El abigeato se ha convertido en un delito sistemático en Colombia) Dentro de la problemática del abigeato participan diferentes actores, el que roba el animal, el que sacrifica, el que transporta la carne, el que la vende al expendio. Los ganaderos consideran que en la medida en que se pueda judicializar a cada una de las personas que participan en esta cadena, eso podría contribuir a la disminución de este flagelo.