De acuerdo con Myriam Freya Parra Peñuela, copropietaria de Finca Altamira y dueña de la finca El Portal, ambos emprendimientos mantienen viva una tradición familiar que comenzó como una historia de amor en el SENA de Mosquera.
“Mis papás se conocieron en el SENA. Mi mamá era una de las dos únicas mujeres estudiantes en ese entonces, y mi papá era instructor, y en el SENA se conocieron y se casaron. Mi papá, con su pensión, y mi mamá, con su trabajo, montan su emprendimiento agropecuario que se convirtió en una granja integral, cuyo producto artesanal eran los productos lácteos de leche de cabra”, relató.
Lo que comenzó como un encuentro de novios se transformó en un proyecto de vida cuando, tras su matrimonio, decidieron invertir en lo que sería la primera chichería del pueblo de Usme. Hoy, la finca produce más de 25 productos artesanales, desde chichas y mazatos hasta tortas y mermeladas. (Lea en CONtexto ganadero: ¿En qué se diferencian los quesos de leche de oveja, cabra y vaca?)
“Son productos artesanales basados en una experiencia totalmente tradicional. Tenemos la chicha origen artesanal muisca combinado con el masato, tenemos amasijos, como tortas, pasteles, o también galletas de avena. Utilizamos los cultivos de la región y de otros lugares. Por ejemplo, manejamos una torta de cubio de la localidad”, describió la agroempresaria.
Entre sus creaciones más innovadoras, la torta de cubio resalta porque le dan un tratamiento distinto a un cultivo local para resaltar su sabor y conseguir que más personas lo consuman. “El cubio es un producto que uno piensa que no es capaz de vender, pero lo rescatas con tu torta y te das cuenta sí fuiste capaz”, aseguró.
La apicultura juega un papel fundamental en la finca. “Por tener apicultura en la localidad y nuestras propias abejas, los frutos son más dulces. Esto permite que nuestros productos sean más naturales, con menos azúcar añadida pero mejor sabor y calidad”, señaló la emprendedora.
El compromiso con lo natural se extiende a todos sus procesos productivos. Según Myriam, todos los productos son artesanales, desde la leche de cabra hasta la apicultura. No utilizan químicos “por soberanía y seguridad alimentaria”, pues no es conveniente ni rentable para ellos adquirir insumos externos.
Durante la pandemia, la finca se adaptó a los nuevos desafíos. Como parte de la Asociación Campesina de Productores de la Montaña (Ascapromo) y otras organizaciones locales, ayudaron a distribuir alimentos a adultos mayores que no podían salir de sus casas.
No obstante, la falta de transporte en Usme sigue siendo un obstáculo, pues las 14 veredas de esta localidad no tienen transporte y los productos no alcanzan a llegar a la capital. De hecho, se dañan por falta de salida. (Lea en CONtexto ganadero: Las 7 Ms de la agricultura regenerativa que necesita conocer el productor)
El sueño de una biblioteca
A la historia de esta finca hay que añadirle que fue fundada por un abogado, que decidió cambiar los tribunales por el campo. “Mi papá, siendo abogado, dijo: ‘Me voy para el campo'. Montó una finca, hizo una granja autosostenible y recolectó todas las ediciones de libros sobre producciones agropecuarias, de conejos, de cabras, de aves”.
Por ello, Myriam planea establecer una finca con este legado bibliográfico, fruto de 35 años de experiencia de su padre como instructor. “Queremos que sea un espacio donde las personas tengan consulta directa, porque no todo está en el computador. La idea es que mis hijos puedan continuar con este proyecto”, añadió.
Finca Altamira es un ejemplo de cómo una familia ha logrado combinar tradición y sostenibilidad para ofrecer productos artesanales de alta calidad y, a la vez, contribuir al fortalecimiento de la identidad y el desarrollo rural en Usme. Si desea conocer más, visite la página en Facebook o llame al número 310 2091103.