En el último año cerca de 10 productores agropecuarios en Quindío se suicidaron a raíz del declive económico del sector y la falta de incentivos. Se encienden las alarmas y se piden acciones para evitar que se presenten nuevos casos.
El Observatorio Social de la Universidad del Quindío lanzó una alerta sobre el incremento de suicidios en esta región del país, un problema, que aseguró, viene afectando principalmente a los adultos mayores dedicados al campo.
De acuerdo con Álvaro Fernández Gallego, sociólogo y director del Observatorio, este grupo poblacional en la zona está siendo vulnerable a casusa de los problemas que desde tiempo atrás está encarando el sector agropecuario. (Lea: ¿Con qué 'campesinos' se reunió el presidente Santos?)
“Hay dos factores que han influido en los suicidios: la soledad de los jornaleros en los hatos con la migración de los jóvenes de las fincas que no quieren arar la tierra y la crisis económica que encara este sector”, aseveró Fernández Gallego.
Asimismo, el profesional de la Universidad del Quindío les hizo un llamado de atención a las autoridades competentes del departamento para que se adopten prontamente unas políticas públicas enfocadas en fortalecer y mejorar la salud mental de los adultos mayores.
“Es necesaria una política pública que permita enfrentar la realidad que se viene viviendo actualmente en la zona. Solo en el último año, por lo menos 10 campesinos de la región se han quitado la vida”, indicó Álvaro Fernández Gallego. (Lea: Campesinos se cansan de burlas del Gobierno y plantean nuevo paro)
Frente al tema, Miguel Ángel Arias Arbeláez, coordinador de la Unidad Regional de Desarrollo Ganadero de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, fue enfático al asegurar que la falta de incentivo para los jóvenes rurales viendo siendo, desde tiempo atrás, una problemática que afecta la economía y el nivel social del campo.
“Este es un país que se volvió urbano. Hace 40 años teníamos el 30 % de la población en la ciudad y el resto en los campos. Todos esos factores de violencia y de desestimulo por parte del Estado han hecho que el detrimento sea mayor. En las veredas del Quindío solo hay, aproximadamente, 10 personas de edad trabajando. Los jóvenes se fueron a las ciudades a hacer lo que les resulte”, acotó Arias Arbeláez.
Se espera que el Gobierno tome las medidas pertinentes para evitar que aumente la cifra de personas que deciden quitarse la vida. Incentivar a los jóvenes, ofrecer beneficios y opciones laborales son algunas de las peticiones por parte de quienes podrían estar dedicados al sector rural y que por falta de esas garantías han optado por desplazarse a la ciudad.