El trabajo “Preferencias del consumidor por la carne bovina en la región Caribe de Colombia”, adelantado por el investigador PhD de Agrosavia Antonio María Martínez Neira concluyó que las personas en estratos intermedios, que concentra a los empleados asalariados, son las que más consumen esta proteína.
En el marco del proyecto “Producción sostenible de carne bovina de calidad”, se adelantó este estudio basado en preferencias que reveló el consumidor al ser consultado sobre aspectos relacionados con la decisión de demandar carne.
Como señaló el autor, el trabajo enfocó el análisis en dos aspectos: las preferencias del consumidor por la carne bovina y las expectativas del consumo con el uso de un modelo de elección discreta. (Lea: Las tendencias del consumo de carne en Colombia)
La encuesta se realizó a 337 personas encargadas de la compra de la carne en sus hogares y contempló variables como edad, escolaridad y estrato social, así como otras relacionadas con la frecuencia de compra, características deseables para el consumidor y la dinámica del consuno.
Los resultados permiten apreciar que el consumo se concentra en los estratos con ingresos medios de la población, que concentra a los empleados asalariados, mientras que los estratos más bajos ni los más altos apelan a otras fuentes de proteína o a otro tipo de alimentos.
“Los cortes preferidos están muy relacionados con el nivel de ingresos, es así como el lomo fino lo demanda en mayor proporción el estrato tres, pero los estratos muy bajos no lo demandan, pero el estrato seis tampoco lo demanda”, detalló el estudio.
Esto se debe a que los ingresos de las personas en estrato tres no alcanzan para adquirir estos cortes, en tanto que las personas de estrato seis lo pueden sustituir por otros alimentos. (Lea: Consumo per cápita de carne bovina en Colombia es menor al de la OCDE)
Otros hallazgos incluyen que un 54 % tiene disposición para aumentar el consumo de la carne bovina, y que a medida que avanza la edad, el consumo tiende a disminuir, principalmente porque aducen recomendaciones médicas y por problemas de salud.
El consumidor revela preferencias por el consumo de la carne de res sustentadas en la frecuencia de compra y en especial que es un producto de consumo permanente cuyo consumo está determinado por su valor nutritivo, facilidad de preparación y precios favorables.
También se pudo establecer que el consumo promedio semanal de las familias es de 2,87 kg de carne y la compran de 2 a 5 veces por semana, pues debido a su naturaleza como producto medianamente perecedero, prefieren consumir carne fresca.
El autor concluyó que ni los precios ni los ingresos son un factor determinante al elevar el consumo, aunque un bajo porcentaje reconoció que los precios pueden definir si compran o no más carne. (Lea: Consumo interno de carne ha disminuido en regiones por confinamiento)
Finalmente, el trabajo recomienda continuar con estudios para determinar cuáles deben ser las características deseables dentro del concepto de calidad de carne para el consumidor de la región Caribe, dado el amplio y el escaso consenso del término.
De igual manera, propone considerar las preferencias del consumidor con el fin de generar productos tecnológicos que atiendan las necesidades de los consumidores, así como despertar el interés del gremio ganadero para ampliar la cobertura del estudio y tener una mayor consistencia de los datos.