El Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, dio el aval en Buenas Prácticas Agrícolas al Centro Agroindustrial del Sena, regional Quindío, como resultado del primero semestre de 2013.
El reconocimiento va dirigido a las unidades de plátano y hortalizas del que se encargan aprendices del Sena, que tiene las competencias laborales para producir alimentos de calidad e inocuidad.
Juan Ricardo Gómez, instructor Sena, manifestó que son el primer Centro Agroindustrial del Sena con la actualización de la certificación en el país, lo cual los posiciona como el mejor, al ser calificados con el 100% de cumplimiento. (Lea: Ganaderos de Quindío serán más productivos y competitivos).
Según informó Néstor Fabio Jiménez Serna, subdirector del Centro Agroindustrial de Quindío, el proyecto de obtención de alimentos alineados con los estándares del ICA se comenzó a ejecutar en enero pasado con un grupo de estudiantes que se trazó la meta de hacer efectivos 4 ejes centrales.
Entre ellos se encuentra el uso racional de los agroquímicos, la organización de las áreas relacionadas con la producción y registros de las labores agrícolas; la capacitación del talento humano y la instalación de la señalización requerida por la norma del ICA. (Lea: En Quindío certificarán 30 predios en Buenas Prácticas Agrícolas).
La certificación se estableció en la finca ‘La Sirenita’ donde se los estudiantes del Sena hacen sus prácticas y replican casos ejemplares de Buenas Prácticas Agrícolas de Colombia con base en producciones amigables con el medio ambiente y las exigencias de los compradores y consumidores.
¿Para qué la certificación?
“El reconocimiento de las certificaciones ayuda a seguir realizando un buen trabajo y pensar en beneficiar a la comunidad”, así lo anunció Lorena Cuervo, profesional de Proyectos Estratégicos de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, en Quindío.
Además explicó que cuando se obtiene un aval se reciben bonificaciones, pero más allá de eso, lo más relevante es que la entidad comienza a tener un trabajo organizado y se cumplen los protocolos trazados. En sí, “todos hablan el mismo idioma”, recalcó Cuervo.