Bolívar empieza a recuperarse gracias a las lluvias

Inició la temporada de precipitaciones en el departamento del Caribe, aunque de forma esporádica y sectorizada. Mientras en una zona cayeron 50 mm, a 3 kilómetros no ha caído una sola gota de agua.   Las lluvias sectorizadas que se viven en Bolívar tienen desconcertados a los ganaderos. Eustorgia Méndez, profesional en Magangué de Gestión Proyectos Estratégicos del Fondo Nacional del Ganado, FNG, aseguró que desde hace una semana comenzaron las precipitaciones.   “(Los aguaceros) caen de forma sectorizada. Por mi casa cayeron 13 mm, y en una zona cercana no cayó nada, y en otra 2 mm. Mientras que en otra finca, que está a 3 kilómetros de mi casa, cayeron 50 mm”, declaró. (Lea: Sequía afecta de forma dramática a ganaderos del norte de Bolívar)   Agregó que esto se continuará presentando en tanto el invierno no empiece con propiedad, y que habrá períodos intercalados de sol intenso y nubarrones.   “Este es el período más crítico del verano, porque comienza el rebrote de las praderas y los animales no se pueden dejar sueltos a que coman. Hay que dejar se recupere la pastura”, indicó.   La ingeniera agrónoma describe la situación que se vive en Magangué luego del inicio de las lluvias

La experta dijo que tardaría al menos un mes para que los pastos puedan ser consumidos por el ganado, por lo que recomendó encerrarlos en unos potreros y continuar con los suplementos antes de poder soltarlos. (Lea: 4 pasos para realizar la transición de El Niño a La Niña)   Ángel Moreno, gerente de la Cooperativa de Productores Lecheros de Mahates, manifestó que las lluvias en este municipio también han sido sectorizadas.   “En algunos sitios llovió duro, y en otros todavía no han cogido agua los pozos. En los sectores donde hubo aguaceros se alcanzaron a llenar los pozos”, contó.   Sin embargo, para el productor la transición no ha sido tan benéfica, porque los torrentes de agua se han llevado los pocos pastos secos.   “En el verano, los pastos se secan, y los animales comen los pastos secos que se encuentran bien temprano en la mañana. Pero cuando llueve en la noche, el agua se lleva lo poco que hay”, explicó.   Carlos David Arciniegas Villegas, profesional en Cartagena de Gestión de Proyectos Estratégicos del FNG, señaló que aún hay algunos municipios secos, es el caso de Turbana, Turbaco o Villanueva, ubicados en la costa norte del departamento, como . (Lea: Ganaderos de Bolívar lamentan incumplimientos del Ministerio de Agricultura)   “Ha habido muchas muertes por atollamiento en las orillas de las represas, porque se hunden en un barrial. Al menos 2 vacas por ganadero han muerto de esa manera. Además, por su baja condición corporal, las enfermedades están presentes, como la anaplasmosis o hemoparásitos”, dijo.   Según el profesional, hay fincas que “son solo tierra y árboles casi secos”. Los grandes ganaderos ha comprado concentrados y silos, pero la gran mayoría de pequeños y medianos productores no tenían recursos para adquirir alimento. Algunos tuvieron que optar por la pollinaza para dar de comer a sus animales.   Jorge Acosta, profesional en San Juan del FNG, habló sobre la posibilidad de que los bovinos puedan intoxicarse con los rebrotes. Si los comen enseguida, pueden provocar diarrea, lo que genera aún mayores complicaciones por el estado de debilidad en que se encuentran.   Además, al igual que al interior del país, tanto Méndez como Acosta advirtieron sobre el riesgo de intoxicación por nitratos. Tras el prolongado verano que se vivió en la zona, el regreso de las lluvias hace que los forrajes que retoñan tengan exceso de nitrógeno y agua en sus hojas.   Méndez contó que en un cultivo destinado para ensilaje que estaba en crecimiento activo, los animales se introdujeron al terreno y se comieron parte de las plantas, lo que provocó una intoxicación. (Lea: En Bolívar se incendian predios por culpa de apicultores inexpertos)   Por su parte, Acosta atendió un caso reciente de la última semana, en la cual un ganadero suministró el fruto del orejero y la yuca a animales puros, sin el debido tratamiento.   “En esa finca estaban dándole orejero y yuca, y se intoxicaron 17 vacas. Comieron mucho y se les impactó el librillo. Algunas presentaron fotofobia. De las 17, se lograron sacar adelante 16, una murió”, relató el profesional.