De nuevo, y gracias a la tasa de cambio, el precio del kilo de novillo gordo es más barato que el de Brasil, el principal competidor para nuestras exportaciones de carne y bovinos en pie. Efectivamente la cotización en el mes de octubre para el kilo Colombia fue de US$1,84 mientras que el de nuestros vecinos brasileños de US$2,05. Ahora lo que vale preguntarse es si la tasa de cambio se mantendrá arriba, o al menos por encima de los $4.200, para que nos otorgue más competitividad, en un entorno en donde el precio del novillo de Brasil se mantiene al alza.
En ese sentido, dentro de la política monetaria del país hay aun bastante espacio para que la tasa de interés baje, lo que ayudaría de forma considerable a que la tasa de cambio se mantenga arriba; lo que auguraría un 2025 con mejor ritmo exportador. Lo mejor de todo es que si bien externamente mejoramos en competitividad el precio interno del novillo se mantiene muy estable, y tan estable que el precio final de la carne de res al consumidor solo ha subido 0,2% en 2024.
A este asunto es muy importante ponerle bastante atención. Si la exportación empieza a tener más dinámica no pueden alzarse los precios del novillo porque entonces dejamos de exportar y además el precio interno de la carne inmediatamente se eleva. Se requerirá de manera obligatoria y de cara a abastecer cada vez más mercados internacionales, y, sin afectar el mercado interno; tener más oferta de novillos y además mejorar indicadores productivos.
Perfectamente en el año 2036 el inventario bovino colombiano podría estar por encima de los 35,3 millones de cabezas y el de bufalinos superar el millón de animales. Por supuesto esto requerirá mayor eficiencia en el uso de la tierra, silvopastoriles y feedlots sostenibles, pues al fin y al cabo la tierra es un factor de producción finito.
De hecho, el año 2024 demostró que nuestras exportaciones pueden mantenerse dinámicas sin que se generen distorsiones en el precio interno. 18 mil toneladas de carne y vísceras además de 154 mil bovinos en pie, vendidos al mundo entre enero y septiembre con una alza del precio interno de la carne tan solo de 0,2%. Eso ha significado mayor dinamismo en el consumo interno, que, junto al inicio de la recuperación exportadora, contribuyeron a que el sacrifico aumentará 9,8% en el trimestre julio a septiembre según lo reveló el DANE esta semana.
Con mayor dinámica en carne, y esperando buenas noticias con la visita del Servicio de Inocuidad e Inspección Alimentaria (FSIS) de EUU, el próximo mes de enero, de cara a lograr la admisibilidad sanitaria para ese mercado, esperaríamos de nuevo reajustes a la baja en la cantidad de leche cruda que se comercializa. Precisamente el tema lechero aun sigue siendo delicado y sensible, más si la producción creció 8% el tercer trimestre del año y el consumo apenas 0,3%.
Por el lado de la demanda poco se logró, pues industria y comercializadores de leche apenas redujeron los precios al consumidor 0,13% en diez meses. Es decir, nada. Talvez se mejoren los precios al productor con una menor oferta de leche al destinarse menos a la venta y sí más a la cría de los terneros de cara a mejores perspectivas en el mercado de la carne.