Aunque los algodones sembrados en Cesar y La Guajira, en su gran mayoría, tuvieron buenas condiciones de crecimiento y desarrollo, los daños ocasionados por los insectos y plagas, especialmente del picudo y el complejo Spodoptera, así como el alto número de aplicaciones que se realizaron para su control, afectarán de manera grave los rendimientos y la rentabilidad de la actividad algodonera en la cosecha que está terminando en la Región Caribe.
La aparición temprana y en altas poblaciones del picudo, obligó a la toma de decisiones de control químico cuando apenas empezaban las plantas de algodón a producir las primeras estructuras reproductivas.
Posteriormente apareció el complejo Spodoptera, plaga que debió ser controlada por las variedades transgénicas. Sin embargo, las evidencias de campo sobre su falta de control fueron contundentes. Esta situación resultara gravosa para los algodoneros del Cesar y de La Guajira, quienes adquirieron una semilla de alto costo porque ofrecía un control moderado de esta plaga. Pero, eso no sucedió, lo que llevó a los productores invertir grandes recursos en fumigaciones que jamás habían presupuestado y menos para el control de esta plaga.
Las quejas presentadas por los productores sobre las fallas de los transgénicos a las empresas, Bayer y Monsanto, comercializadores de las semillas, motivó a que estas señalaran, en eventos independientes, las bondades del uso de esta tecnología, pero sus explicaciones no dieron respuestas a las inquietudes de los productores y de asistentes técnicos de la región quienes exteriorizaron sus preocupaciones y denunciaron las afectaciones que tienen sus cultivos por la presencia del complejo Spodoptera y estudian la posibilidad de exigir una indemnización a estas multinacionales por los perjuicios causados, al vender un insumo que prometía un moderado control del complejo Spodoptera y lo que se comprobó fue una gran susceptibilidad de estas variedades a la plaga. De ahí el alto número de aplicaciones, el incremento en los costos de producción y la disminución de rendimientos que con seguridad se presentará al final de la cosecha.
Esta situación, hace necesario que el Gobierno Nacional ejerza el debido control de este y de otros insumos que se utilizan en el cultivo de algodón y, además, acompañe a los productores de la región en sus justas reclamaciones ante las empresas que vendieron las semillas con unas bondades que no se expresaron en campo. Igualmente se requiere con urgencia, en aras de la sostenibilidad del cultivo, un apoyo económico para implementar campañas fitosanitarias que le garanticen a los algodoneros iniciar las siembras en condiciones fitosanitarias optimas que eviten los inconvenientes presentados en la actual temporada.