Ante la grave escasez de comida para los bovinos, productores de las zonas bajas de Cundinamarca apelaron al uso del pasto que crece en las carreteras, el tamo de arroz y la gallinaza para nutrir sus semovientes. Javier Gilberto Sanabria Criales, profesional en Gestión Productiva y Salud Animal del Fondo Nacional del Ganado, FNG, aseguró que los ganaderos del Alto Magdalena están sufriendo porque no tienen alimento para sus reses. “Acá llevamos casi 3 meses de verano, y no hemos tenido una ayuda del gobierno. Ha salido lo de las bodegas, pero por la ubicación en Barbosa, Santander, queda muy caro traer el alimento desde allá. Lo que no se paga en silo, se paga por transporte”, dijo. (Lea: Inquietudes de ganaderos para Plan de Desarrollo en Cundinamarca) Debido a esta situación, los pequeños ganaderos de municipios como Tocaima o Coello se han visto obligados a ofrecer a sus animales otro tipo de alimentos con tal de no verlos morir de hambre. Una de estas alternativas es cortar el pasto que crece en las carreteras. “Por la vía que hay de Bogotá a Ibagué, en el separador crece el pasto. Entonces la gente sale y corta el pasto y lo llevan en los carritos o las camionetas para las fincas”, contó el profesional. (Lea: Aprenda técnicas para regar pastos que come el ganado en verano) Otra fuente de alimento es el tamo de arroz, que obtienen a un buen precio pero no les suministra nutrientes a los animales sino puramente fibra. Antes del verano solían quemarlo, hasta que se dieron cuenta que podía ser una alternativa de comida para los bovinos. Según Sanabria, los campesinos también brindan gallinaza. Los residuos que quedan en los galpones de los criaderos de pollos y gallinas son ofrecidos como alimento. El profesional no aconsejó su uso aunque reconoció que la escasez ha provocado que los productores echen mano de esos recursos. “Donde limpian los galpones, la gente compra los viajes y se lo dan a los animales. Inicialmente le suministran algo de melaza o agua miel, mientras aprenden a consumir eso y después se lo aplican en los comederos y ellos se lo comen”, aclaró. La grave situación ha hecho que los ganaderos recurran a ese tipo de suplementos, pues no tienen dinero para adquirir otro producto mientras que los animales lo consumen porque es lo único que encuentran. (Entrevista: La descarga animal es la solución para tener buenos pastos) “El ganadero apela a eso porque no tiene ninguna otra fuente de recursos para suministrarle a los animales el alimento. Y lo más barato es la gallinaza y el tamo de arroz, entonces compran eso”, añadió Sanabria. Drigelio Morales Garzón, ganadero del municipio de Nariño, Cundinamarca, afirmó que los precios de los suplementos están por las nubes, y que ha podido comprar pero no le alcanza. “El silo lo venden a precios altísimos, a $350, a $300 o $280 por kilo, depende de la calidad del mismo. El heno lo venden a $5 mil, $6 mil o $7 mil. La semilla de algodón, a $620 mil pesos la tonelada”, dijo. Para no dejar morir los animales ni perder dinero, el productor se ha visto obligado a vender hasta el 70% de su inventario bovino. Pero esta dejó de ser una opción viable en la actualidad. (Lea: Consejos para suplementar ganado en épocas de estrés climático) “Ahora no se puede vender porque están tan flacos que no los compra nadie. Pero en días anteriores, en vista de que no había pastos nos tocó vender. A todos nos ha tocado salir de ganado”, sostuvo Morales. Agregó que no puede elaborar silo por falta de maquinaría, que es muy costosa. Por eso ha comprado los suplementos en varias partes, buscando calidad y economía, a pesar de que sigue esperando la ayuda alimenticia al comité que tanto necesitan los productores de la zona. Escuche al ganadero de Nariño, Cundinamarca