Durante sus 6 años de Gobierno, Juan Manuel Santos ha sido testigo de varias manifestaciones de los campesinos de Colombia. Muchos insisten en que nos les han cumplido lo acordado, por lo que se preguntan por qué ahora con la guerrilla será distinto. Uno de los puntos que menos atención recibe por parte de los analistas de los acuerdos de paz alcanzados con la guerrilla es el de las tierras; sin embargo, según los expertos se trata de uno de los más importantes. El presidente Juan Manuel Santos ha dejado claro muchas veces que el campo no es ni mucho menos su prioridad. El país recuerda su desafortunada frase cuando miles de productores rurales se movilizaron y solo atinó a decir “El tal paro no existe”. (INFORME: 26 paros en casi 6 años, el balance del Gobierno Santos) En total, han sido 6 los paros del sector agropecuario, casi uno por año de Gobierno, en los que los campesinos solicitan lo mismo que hace mucho tiempo: mejoras de la infraestructura vial, servicios dignos de salud, políticas estructurales, revaluación de créditos, herramientas para trabajar, entre muchas otras. La estrategia del Ejecutivo es esperar unos días y ya cuando la situación se hace insostenible envía funcionarios a sentarse en mesas de trabajo, de las que se retiran con compromisos adquiridos, que al final solo cumple de manera parcial. A las calles del país han salido cafeteros, productores de papa, aguacate, café, cebolla, cacao, panela, cebada, frijol, arroz y cítricos, ente otros. Adicionalmente, otro tema que ha generado molestia es el hecho de que sea con y por las Farc que se pretenda comenzar a prestarle atención al campo. “ Van repartir la tierra de los que la tienen y la usan para darnos comida. La cuota inicial es de 3 millones de hectáreas”, detalló el columnista Fernando Londoño en su escrito más reciente. (Columna: Reforma agraria llamada desastre) “Se trata de billones de pesos dedicados al latrocinio y a la demagogia: energía (la que las Farc destruye con las torres de conducción); vías terciarias, que pasan por arte de magia de los municipios a la Nación, sin que nadie pregunte cuánto vale el chiste; casas campesinas gratuitas; tecnología de origen incierto, pero, claro, gratuita; pensiones de jubilación, sí señores, pensiones a todos los campesinos en edad de merecerla, sin cotizaciones, que es lo bueno; comercialización por cuenta del Estado, sin que se sepa qué pasa con las imperfectas cadenas actuales; alimentación de primera para todos, educación universal de alta calidad, salud extendida, riego, drenajes y conectividad por internet. Todo, no faltaba más, en el marco de aquella economía agraria familiar y comunitaria”, precisó. Sobre el tema también se ha pronunciado José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, afirmó sentirse impresionado por la nueva institucionalidad comunitaria, omnipresente y empoderarla, especialmente en el sector rural. “Me impresiona la falta de realismo de una reforma rural, dizque integral, pero centrada exclusivamente en la economía campesina, familiar y comunitaria”, señaló el dirigente. Otra duda grande que existe entre la opinión pública surge a propósito de los recursos que van a ser utilizados para poder garantizar el éxito de todo lo acordado en ese primer punto del acuerdo de paz. (Lea: El bolsillo será uno de los más afectados de aprobarse el plebiscito) Para cumplir van a ser necesarios cuantiosos recursos, y como bien lo advierte Lafaurie Rivera, “con una economía en declive, corrupción en ascenso y un Gobierno vacilante frente a la reforma tributaria, cómo va a cumplir lo acordado si damos el salto al vacío del SÍ en el plebiscito”. Actualmente, asociaciones y grupos de campesinos confirman que aunque ha habido avances en algunos de los puntos que se han negociado para levantar los paros del sector, también es cierto que hay muchos que se quedaron solo plasmados en el papel. Las quejas e inconformidades no han sido exclusivas de algún renglón productivo, pues las problemáticas afectan a todos en general. La deuda histórica sigue vigente y pocos creen y muchos menos entienden las razones por las que el Gobierno va a empezar a cumplirle al sector rural gracias a lo acordado con las Farc, especialmente cuando en 50 años ha sido tan poco lo hecho para sacarlo de su atraso y cuando no se ha evidenciado algo distinto en 6 años de la administración Santos.