Se ha convertido en una constante que al preguntarles a los productores del país sobre temas en los que tiene injerencia dicha cartera en la gran mayoría de casos pidan la reserva de su identidad. Afirman que solo el anonimato les evita posteriores agravios. La pregunta es siempre la misma de parte del periodista. ¿Usted me permite utilizar su nombre en la nota que estamos escribiendo? La respuesta, de igual manera, se viene repitiendo: “Yo prefiero que ponga otro nombre, no porque lo que digo no sea cierto, sino porque prefiero evitarme represalias del Ministerio”. La conversación se repite a diario y en todos aquellos temas que estén relacionados o en los que tenga algún tipo de injerencia Aurelio Iragorri Valencia, ministro de Agricultura y Desarrollo Rural. (Columna: ¿Qué hay detrás?) Muchas veces no se llega si quiera a tener la oportunidad de formular el interrogante de rigor. Las personas advierten de entrada, al saber que se les llama para una nota periodística, que colaboran, pero que por favor se les reserve su identidad, porque no quieren ser víctimas de algún tipo de reclamo o verse afectados por cuenta de lo que expresan. Aunque hace un tiempo se trataba de algo esporádico, con el paso del tiempo ha ido cobrando cada vez más fuerza y se convirtió casi en algo diario luego de que los productores del país vieran lo que está sucediendo con José Félix Lafaurie Rivera, actual presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán. Al dirigente le han estado pasando una cuenta de cobro por expresar de manera abierta y clara sus posiciones frente a temas tan sensibles como las negociaciones que se adelantan con las Farc en La Habana, el manejo que se la dado a la aplicación de la Ley de Restitución de tierras, sus reclamos frente a la posición dominante de la industria del sector lácteo, entre otros. (Columna: Nuestro pecado) El mismo Lafaurie Rivera lo expresó hace poco en una de sus más recientes columnas al preguntarse ¿Cuál fue nuestro pecado? “No callar. Nuestro pecado fue atrevernos a expresar públicamente nuestras diferencias. Debatimos con un ministro sobre los riesgos de los TLC para la producción lechera, y fuimos calificados de apocalípticos y oportunistas. Expresamos públicamente nuestro desacuerdo frente a la negociación del desarrollo rural y el futuro del campo con quienes lo destruyeron durante medio siglo, y entramos en la lista de enemigos de la paz. Expresamos nuestros temores sobre la garantía del derecho a la legítima propiedad de la tierra e hicimos válidas observaciones al programa de restitución, y fuimos también estigmatizados”. A partir de ello, el sentir general a lo largo y ancho de todo el territorio colombiano es que si eso le pasa a líder legítimo del gremio, quien expone las preocupaciones e interrogantes que surgen al interior del sector, difícilmente podría tener una mejor respuesta una sugerencia, reclamo o duda que venga de cualquier ciudadano preocupado por el devenir de la actividad e incluso por lo que a diario pasa en el país en materia de política agropecuaria. Por esta razón, es frecuente que al llamar a cualquier región del país las personas lo primero que pidan o en lo que más recalquen es en la preservación de su identidad. Saben que las ayudas son pocas, que el apoyo es más bien escaso y que una declaración en ese sentido puede terminar por afectarlos todavía más. Los temas que preocupan al sector, sin embargo, no dan tregua. Los costos de producción siguen subiendo sin intervención alguna del Estado, la industria sigue manejando a su antojo el precio al que paga la leche, los mercados internacionales siguen sin abrirse, los servicios del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, aún son deficitarios, pero desde el Ministerio poco se hace en ese sentido. (Lea: Ministerio de Agricultura organizó encerrona contra Fedegán) “Por favor, cámbieme el nombre amigo periodista, porque luego me quedo por fuera del programa”, se escucha con frecuencia, al igual que “mejor ponga otro nombre distinto al mío porque empiezan a señalarme desde el Ministerio y prefiero evitar dice otro. Y como ese par de testimonios, a diario los periodistas de CONtexto ganadero escuchan varios en los que al final siempre surge la duda ¿A qué represalias del MinAgricultura temen los productores del país?