Queremos tener 60 millones de cabezas de ganado -no en 37- sino en 20 millones de hectáreas. Esto significa doblar el hato utilizando mucho menos de la mitad del área —la promesa de valor—.
Nadie se imaginaba cuando Gustavo Petro fue elegido presidente electo, o cuando se posesionó ya como presidente, que uno de los diálogos fuera a ser con los ganaderos y menos que este llegará a buen término.
En la campaña electoral se habló de cumplir el primer punto del acuerdo con las Farc. Se hablaba de expropiación de la propiedad rural; luego se pasó a la democratización de la tierra. Ya cuando se posesionó el presidente Petro se habló de la compra de tierra, y de respetar la Constitución y las leyes y, en ese orden de ideas, los ganaderos reconocieron que, si bien el nuevo mandatario era un hombre de izquierda, forjado en las filas de la guerrilla, había sido elegido democráticamente y que esa era una de las reglas de juego y en el mismo sentido la aceptaban.
“Si el presidente quiere hablar con los ganaderos, estamos dispuestos a hacerlo”, por esa misma regla que impone la democracia, colocando de presente que la misma Constitución y las leyes protegen el derecho a la propiedad privada.
El tema evolucionó por parte del gobierno a la compra de tierra “fértil”, palabra que no está el primer punto del Acuerdo con las Farc, pero que con buen tino y con razones de peso el presidente le dio un giro a la discusión, superando igualmente la dicotomía que se planteó entre tierra improductiva y tierra ociosa —concepto que entre otras dio pie para que muchas comunidades se sintieran con el derecho de ocupar e invadir propiedades ajenas porque eran “baldíos”, prohijadas por otra consigna de campaña del presidente Petro de que “la tierra es para quien la trabaja”—.
De allí el tema de la tierra progresó al argumento de la integralidad, sorteando así la polarización que se dio sobre la importancia de tener tierra, pues de nada servía tenerla —así fuera esta fértil— sino existían las condiciones para hacerla productiva.
Este concepto está bien descrito en el Acuerdo con las Farc cuando se señala en el epígrafe de ´Acceso integral’ que, además del acceso a tierra, el Gobierno Nacional pondrá a disposición de los hombres y mujeres beneficiarios del Fondo de Tierras, planes de acompañamiento en vivienda, asistencia técnica, capacitación, adecuación de tierras y recuperación de suelos donde sea necesario, proyectos productivos, comercialización y acceso a medios de producción que permitan agregar valor, entre otros; así como condiciones de Infraestructura y adecuación de tierras, que coinciden con las reiteradas solicitudes que el gremio ganadero le había estado reclamando a distintos gobiernos para desarrollar el campo.
Esta coincidencia en los objetivos, es decir, disponer de infraestructura vial, la asistencia técnica y la promoción de las capacidades organizativas; infraestructura de riego; la preparación para mitigar los riesgos originados por el cambio climático; infraestructura eléctrica y de conectividad; el Desarrollo social (salud, educación, vivienda, erradicación de la pobreza); la creación de un modelo especial de salud pública para zonas rurales; mejoramiento de los sistema de acopio y comercialización, crearon unas condiciones para el acercamiento entre un gobierno de izquierda y los ganaderos.
Un acuerdo ‘gana-gana’
Un acuerdo nacional agrario entre la Federación Colombiana de Ganaderos, FEDEGÁN, y su Junta Directiva con el gobierno nacional tiene el gran propósito de suministrarle en venta los 3 millones de hectáreas que requiere para cumplir el acuerdo Uno de La Habana.
Para desarrollar este propósito el presidente ejecutivo de Fedegán señaló en los siguientes términos la promesa de valor por parte de los ganaderos, del acuerdo entre el gobierno y los ganaderos.
Queremos tener 60 millones de cabezas de ganado -no en 37- sino en 20 millones de hectáreas. Esto significa doblar el hato utilizando mucho menos de la mitad del área.
Señala el dirigente gremial que “la apuesta de Fedegan es ayudarle al gobierno, ser un facilitador, acompañarlo, transferirle las tecnologías, para que aquellos que quieran seguir siendo ganaderos, lo puedan hacer, pero con tecnologías que les permitan tener más ganado, más productivamente, y en forma sostenible”.
Y es que Fedegán llegó a la mesa de negociaciones con un activo de grandes dimensiones que tiene además, reconocimiento mundial: sabe cómo transformar un sistema productivo tradicional en un sistema silvopastoril intensivo que no sólo brinda la posibilidad de aumentar la productividad del uso de la tierra y del hato, sino que tiene capacidad de mitigar los efectos ambientales propios de emisión de GEI, que adicionalmente potencializa sus beneficios ambientales con la captura de carbono; y que brinda una proteína esencial.
A su vez desmonta la idea que proliferó en el sentido de que la ganadería era una actividad improductiva, y que debía ser una actividad intensiva en términos del área que ocupa.
“Evidentemente las vacas necesitan un área para poder transformar un producto -que es un pasto- en carne y leche. Cuando a mí me preguntan qué es la ganadería, yo digo que es agricultura con valor agregado, porque es la única actividad que convierte un forraje en carne y leche. Es decir, tiene la planta transformadora encima. Si usted produce corozo de palma, tiene que llevarlo a una empresa transformadora para hacer aceite. En este caso concreto, la vaca se encarga de producir la carne y la leche”, enfatizó Lafaurie Rivera.
La propuesta de Fedegán es avanzar en la profundización de estos sistemas silvopastoriles porque le permiten a pequeños ganaderos mejorar su bienestar. Una pequeña ganadería bajo este sistema puede cuadruplicar su ingreso, aumentando la oferta de carne y leche para los colombianos y para llevar a mercados internacionales.
Se busca de esta manera “consolidar una clase media agropecuaria sólida que sea capaz de responder a los retos de un país que tiene que ser, necesariamente, una potencia agroalimentaria para el mundo”, indicó el dirigente gremial.
También se busca que llegue la paz total al campo. Eso implica apuntalar la propiedad privada y detener la ola de ocupaciones e invasiones que se están presentando en todo el territorio nacional.
Reconocimiento al gobierno
Lafaurie Rivera expresó el día de ayer en el anuncio del acuerdo, que “este es un gobierno de diálogo y de concertación y en consecuencia hemos avanzado muy rápidamente. En menos de un mes hemos logrado un gran acuerdo que va a traer mucha tranquilidad al sector rural”.
Sostuvo que “estamos muy satisfechos de los escenarios que el gobierno, el presidente Petro y la ministra de Agricultura abrieron para tal propósito y en compañía de la junta directiva”.
La señora ministra tuvo la oportunidad de dialogar con el máximo órgano del gremio ganadero -la Junta Directiva- y tuvimos una jornada muy reflexiva. “Creo que esa promesa de valor del gobierno, de ser un gobierno que aspira tener siempre espacios de dialogo y de concertación en el caso concreto de FEDEGÁN, se dio de manera plena”, destacó el dirigente.