Las FARC "exigen a quienes (...) nos conminan a hacer claridades y sentar posición sobre el importante asunto de víctimas del conflicto a que le rindan cuentas al país por su responsabilidad inocultable en la imposición de la tragedia bélica que ha sumergido a Colombia en una profunda crisis humanitaria", dijo la guerrilla en un comunicado leído por su delegado Jesús Santrích, antes de iniciar las conversaciones de paz con el gobierno.
El texto destacó que "al igual que con las masacres y desapariciones, (en Colombia) es negada la existencia de los prisioneros de guerra, de los presos políticos y de conciencia que suman ya alrededor de ocho mil entre hombres y mujeres, que sobreviven hacinados en las cárceles" de ese país.
La delegación del gobierno, encabezada por Humberto de la Calle, no dio declaraciones a la prensa al llegar este jueves al Palacio de las Convenciones de La Habana, pero el martes, antes de emprender viaje a la isla, reclamó a la guerrilla que aclarara su posición respecto al secuestro.
En otro comunicado también divulgado este jueves la guerrilla informó que entregó el miércoles en la embajada de Ecuador en La Habana el documento en que solicita a los gobiernos de ese país y de Colombia, así como al Comité Internacional de la Cruz Roja, "la repatriación" de los restos mortales de los combatientes de las FARC abatidos en Sucumbíos (Ecuador).Las declaraciones de Ramírez fueron desmentidas inmediatamente por Rodrigo Granda, miembro del equipo negociador de las FARC. (FARC saludan las "Mesas Regionales de Paz" desarrolladas en Colombia)
El 1 de marzo de 2008, un bombardeo del Ejército colombiano contra un campamento de las FARC descubierto en territorio ecuatoriano próximo a la frontera acabó con la vida del comandante guerrillero Raúl Reyes, entonces número dos de las FARC, y de otras 25 personas, entre ellas un ecuatoriano.
El gobierno y la guerrilla reanudaron el miércoles sus conversaciones en La Habana, tras un receso de cinco días, para tratar poner fin al conflicto colombiano, el más antiguo en América Latina, y que ha causado unos 600.000 muertos, 15.000 desaparecidos y cuatro millones de desplazados, según cifras oficiales.