Otros han llegado directamente a la Agencia Nacional de Tierras. Hay ofertas suficientes, ¡comprenlas! - Reportaje
Esta semana fue un viacrucis para la Mesa de diálogo entre el gobierno y el ELN, ¿qué destaca del comunicado conjunto que reactivó el proceso?
“La firme decisión de permanecer en la mesa, el compromiso de lograr en este ciclo los acuerdos de cese al fuego bilateral y nacional, participación de la sociedad en la construcción de paz y acciones y dinámicas humanitarias”.
Usted ha manifestado que el cese al fuego no se puede separar del cese de los hostigamientos a la población civil ni de la suspensión de las actividades ilícitas del ELN. ¿Se mantiene en esa postura?
El cese al fuego no se puede separar del cese de hostigamientos a la población derivados de las actividades ilícitas del ELN; son “siameses”, como ambos lo son de la participación de la sociedad en la construcción de la paz.
Si por “cese al fuego” entendemos los enfrentamientos entre la Fuerza Pública y el ELN, este nunca será posible mientras no cesen las actividades ilícitas, porque la Fuerza Pública está obligada constitucionalmente a perseguirlas, como está obligada a defender a la población del fuego cruzado entre grupos ilegales por el control territorial, convertido en azote de las comunidades en los territorios.
El ELN le ha dado relevancia a la participación de la sociedad. ¿Considera que con actos hostiles y control territorial, las comunidades podrían participar libremente?
No será posible que la sociedad participe “libremente” en la construcción de la paz si es hostigada o constreñida como está por el sistema de sometimiento de hecho que genera ese entorno de violencia multiforme.
El cese al fuego y de hostilidades son inseparables de la participación social, mas no iguales y, por tanto, tienen prioridades y tratamientos diferentes, aunque el remedio aplicado al uno siempre afecte al otro, como en los siameses.
¿Cuál es entonces la prioridad?
Cuando el ELN declara que el corazón del proceso es la participación de la sociedad, importante, por demás, no le ha preguntado a esa sociedad cuál es para ella el corazón del proceso. El gobierno, por el contrario, tiene claro que el diálogo con el ELN es “coherente con la súplica constante de las comunidades para cesar la violencia (…) porque el pueblo nos juzga por lo que sucede en los territorios”. Esa es la vara con la que miden las negociaciones los directamente afectados y el país todo.
¿Falta voluntad por parte del ELN en este sentido?
Es importante avanzar en la participación, pero me pregunto: ¿acaso no es más importante garantizar primero la vida, la seguridad y la libertad de quienes queremos que participen? ¿Cómo brindar protección a la población que se invita a participar?
La respuesta debe inspirar el acuerdo sobre cese al fuego, porque están de por medio miles de compatriotas que sufren y están pegados a la esperanza. Un proceso exitoso con el ELN, sin disidencias ni renegados; con realismo y, sobre todo, con “voluntad”, que debe haberla, le mandará al país un fuerte mensaje positivo, aunque solo sea un primer paso hacia la paz.
¿Qué otros desafíos considera que se están presentando alrededor de los diálogos con el ELN?
El Gobierno está lidiando con las mafias y las nefastas externalidades del proceso con las Farc, como las disidencias de Iván Mordisco, que lo acusan con desfachatez de incumplimiento, porque la Fuerza Pública no se queda impasible mientras se dan bala con unos y otros y agreden a la población para mantener control territorial y proteger sus rentas ilícitas.
¿Esa situación pone en riesgo el cese al fuego en la Mesa con el ELN que se está llevando a cabo en Cuba?
Esa violencia dispersa es uno de los riesgos de un cese nacional, pues cualquier incidente puede ser “fósforo en gasolinera”. Por ello coincido con la propuesta del presidente Petro de un cese regional y progresivo, que permita control efectivo, resultados tempranos, implementación de acciones humanitarias prioritarias y, además, la presencia articulada del Estado con “brigadas de bienes públicos”, como el arma más eficaz contra el narcotráfico y la violencia, porque… ese bienestar esquivo es el verdadero camino hacia la paz.
Acuerdo de Tierras
¿Los ganaderos confían en el parte de tranquilidad que le dio la ministra de Agricultura en las recientes reuniones que llevaron a cabo?
La preocupación de los ganaderos y otros sectores del campo colombiano es el numeral 5 del artículo 61 del Plan Nacional de Desarrollo. En la reunión con la Junta Directiva de Fedegán los integrantes le expusieron esas inquietudes. Debo reiterar que la ministra fue clara en esto: que no había participado en la redacción de ese numeral y que el gobierno nacional no estaba interesado en aplicarlo.
Pero el artículo quedó y el gobierno lo puede utilizar.
Eso es un hecho. Sin embargo, es importante recordar que en el país ya existe la figura de la expropiación. Está contenida en la Ley 200 de 1936 y en la Ley 160 de 1994. El problema con el numeral es que se eliminó la instancia judicial y se convirtió en un proceso sumario de carácter administrativo. Esto no es necesario ni conveniente si hay un Acuerdo de Tierras con el gobierno que está funcionando.
¿En qué sentido está funcionando el Acuerdo de Tierras con el gobierno nacional?
La información más reciente de ofertas de ganaderos de todo el país indica que van 1084 por 514.871. Los departamentos que más han aportado al Acuerdo con Arauca (168.573 hectáreas), Meta (123.876 ha), Bolívar (38.762 ha), Cesar (32.082 ha), Casanare (17.388 ha), Magdalena (16.960 ha) y Antioquia (15.055 ha). En la costa Caribe hay más de 400 ofertas por cerca de 110.000 hectáreas.
Por otra parte, el 11 de mayo, en San Marcos (Sucre) el gobierno entregó las primeras tierras adquiridas en virtud del acuerdo. Son inmejorables no solo por su condición agrológica y ubicación en las goteras del pueblo, sino por su dotación de riego, con pozo profundo y pivote central, y por el excelente manejo de quien fuera su propietaria, la empresa Agrolonja, con niveles ejemplares de productividad y certificación de manejo sostenible.
En la mesa de trabajo que se llevó a cabo la semana pasada -y que hace parte del Acuerdo de Tierras- se manifestó que hay una amplia oferta de predios, tanto las de los ganaderos a través de Fedegán como las que llegan directamente a la Agencia Nacional de Tierras. Entonces les decimos: ¡comprenlas!
Usted expresó que la idea no es solo entregar tierra sino generar desarrollo rural. ¿Cuál será el aporte de Fedegán en ese sentido?
En el numeral 6.2 del Acuerdo de Tierras se expresa que parte de nuestro compromiso es apoyar la identificación y ubicación de los mayores núcleos territoriales de tierra disponible con áreas que permitan atender a un mayor número de campesinos carentes de tierra o con tierra insuficiente y que faciliten el desarrollo de proyectos ambientales sostenibles a nivel de escala de paisaje, venta de carbono, compensaciones ambientales o pago por servicios ambientales, en especial bajo la implementación de sistemas silvopastoriles intensivos para la producción de carne y leche.
Otro de nuestros compromisos es poner a disposición del Acuerdo la experiencia en el diseño y ejecución de proyectos orientados a prestar los servicios de asistencia técnica, transferencia de tecnología y extensión agropecuaria con enfoque de sostenibilidad ambiental, priorizando los sistemas de producción que propendan por la sostenibilidad, en especial los sistemas silvopastoriles intensivos.
A Fedegán, como parte del Acuerdo, le interesa que esto salga bien. Por ello, estamos aportando nuestra capacidad certificada de Entidad Prestadora del Servicio de Extensión Agropecuaria (EPSEA), para brindar Asistencia Técnica a este proyecto productivo ganadero que entregó el gobierno en Sucre y a todos los que vengan.