En su columna de opinión en El Tiempo, la exfiscal general de la nación Viviane Morales, asumió una postura firme en defensa del CNE y, sobre todo, del Estado de derecho y criticó las voces que consideran la investigación como un error.
Y es que la gravedad de las acusaciones y la posición de Petro como presidente han hecho que este proceso adquiera una enorme relevancia mediática y política. El propio Petro ha utilizado el lenguaje de la confrontación al referirse a este proceso como el inicio de un golpe de Estado en su contra.
Una decisión inédita
En efecto, en la historia política reciente de Colombia, nunca se había llegado tan lejos en un proceso contra un presidente en funciones. El Consejo Nacional Electoral (CNE) formuló cargos contra el presidente Gustavo Petro y su campaña presidencial de 2022, acusándolos de superar los topes de gasto y recibir financiación de fuentes prohibidas.
La respuesta del presidente ha sido radical, declarando que esto es el inicio de un "golpe de Estado".
En defensa del Estado de derecho
En medio de este tenso escenario, Viviane Morales ha tomado una postura firme en defensa del CNE y, sobre todo, del Estado de derecho.
En su columna, critica duramente a quienes sugieren que la investigación debería detenerse para no dar a Petro un pretexto para "radicalizar a sus bases" y generar caos.
Frente a esta postura Morales plantea dos preguntas clave que resumen el núcleo de su argumentación: ¿Las intenciones incendiarias de Gustavo Petro nacen realmente de la investigación del CNE o siempre han estado presentes en su discurso y acciones? Y ¿Debe el CNE ignorar las pruebas de violación de topes solo para evitar que Petro incite a la agitación social?
Morales no tiene dudas en su respuesta: Petro siempre ha tenido una estrategia de confrontación y caos, y no es justo culpar al CNE por darle un "argumento" para sus acciones.
La ex fiscal señala que el presidente, a lo largo de su carrera, ha utilizado sistemáticamente cualquier tipo de investigación o crítica como pretexto para polarizar a sus seguidores. Ejemplos sobran, como las protestas de 2021 o la intimidación que ejerció desde la plaza de Bolívar cuando se discutía el Plan Nacional de Desarrollo.
Morales también pone de manifiesto una preocupación mayor: la tendencia de algunos sectores de la sociedad colombiana a sacrificar los principios del Estado de derecho por consideraciones políticas momentáneas.
Aceptar estas transgresiones por miedo a la reacción de Petro sería un error fatal. Según ella, lo que se está pidiendo, en esencia, es que se suspenda el Estado de derecho para que el presidente no encuentre razones para continuar con su discurso de caos.
“Es como si hubiéramos venido construyendo la fatal anticultura de creer que se salva la democracia sacrificando el Estado de derecho por consideraciones políticas transitorias. Cada vez que un presidente se inventa un proceso de paz hay que sacrificar el Estado de derecho, cada vez que un presidente tiene problemas para sacar adelante un proyecto de ley entonces aceptamos que se usen instrumentos por fuera de la ley para lograr la gobernabilidad” sentenció Morales.
El legado incendiario de Petro
Morales señala que el discurso de Petro siempre ha estado orientado hacia la confrontación, mucho antes de la investigación del CNE. Recordando episodios anteriores, Morales sugiere que Petro siempre ha buscado pretextos para su narrativa de "golpe de Estado". Desde su época como alcalde de Bogotá hasta su actual presidencia, ha recurrido a la victimización y ha usado el apoyo popular en las calles para presionar a las instituciones.
Morales concluye, con ironía, que el propio Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, se ha ofrecido para ser "rector moral" del sistema electoral colombiano, lo que es una muestra más de la cercanía de Petro con estrategias autoritarias y desestabilizadoras.