Las mayores tasas de homicidio mundiales, niveles de pobreza estancados en la mitad de la población, lenta y errática disminución del analfabetismo: las estadísticas de América Central, compiladas por un centro de estudio y difundidas este martes en San José, dibujan una región en crisis con tendencia a agravarse.
Entre 2000 y 2011, las tasas de homicidio en los siete países del istmo casi se duplicaron, al pasar de 22 a 40 casos cada 100 mil habitantes, lo que hace de América Central la región sin conflicto bélico más violenta del mundo, aseguró el trabajo de Estado de la Región.
El centro de estudios, que se nutre de estadísticas oficiales y cuenta con financiamiento del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), ubicaba en 2011 al tope de la tasa de homicidios a Honduras (86,5 casos), seguido por El Salvador (68,5) y Belice (41,7). (Lea: En 2012 aumentó la pobreza en zonas rurales del país)
Costa Rica, con un índice de 9,7 homicidios cada 100.000 habitantes, es el único país que está, aunque sea tangencialmente, por debajo de la barra de 10 a partir de la cual la Organización Mundial de la Salud considera los asesinatos como un problema de salud pública.
En América Central, que hoy cuenta con 43 millones de habitantes, se registraron 168 mil homicidios en la última década y el 87% de ellos ocurrieron en los países del Triangulo del Norte: Honduras, El Salvador y Guatemala. (Lea: Más de una cuarta parte del país vive en condiciones de pobreza)
Semejante ola de violencia tuvo su correlato en la población carcelaria, que casi se duplicó en 10 años. En promedio, las prisiones albergan hoy al doble de reclusos para las que fueron concebidas, aunque la tasa de superpoblación llega al triple en el caso salvadoreño.
Este fenómeno imparable ocurre pese a un refuerzo global en América Central de los cuerpos policiales que, en número de integrantes, tuvieron un crecimiento real de casi 25% en la década, al pasar de 218 a 267 uniformados cada 100 mil habitantes.
En forma paralela al crecimiento de la violencia, la región poco o nada pudo hacer para reducir la pobreza que sigue golpeando a casi la mitad de su población. (Columna: ¿Y la pobreza rural…?)
De acuerdo con cifras oficiales de los distintos países, las personas bajo la línea de pobreza pasaron de un 49,5% en 2000 a un 47,6% en 2010, luego de una década en la cual los términos de intercambio -gracias a la explosión de los precios de las materias primas- habían presentado una gran oportunidad.
Panamá fue el país que mayores avances logró en la erradicación de la pobreza, al disminuir la población afectada del 34% al 25% en ese período.
También Honduras alcanzó una reducción de 9 puntos porcentuales, pero en ese país todavía seis de cada 10 habitantes son pobres. Por el contrario, hubo incrementos en Belice (que pasó de 34% a 41%) y en Costa Rica (de 23% a casi 25%).
La región oscila entre un 4% y un 7% de desempleo, excepto Belice, donde orilla el 15%. El que los niveles de pobreza superen entre 8 y 10 veces los niveles promedio de desempleo evidencia los bajos salarios en la zona, donde abunda la categoría de "trabajadores pobres".
Pese a todo, en los últimos 10 años la región pudo avanzar, aunque de modo lento y errático, en la disminución del analfabetismo, al limitarlo a un 12% pero con una distribución muy desigual, que va de un 2,4% en Costa Rica a un 24% en Nicaragua (único país donde aumentó la tasa de iletrados). (Lea: BM: América Latina debería crecer 7,5% anual para eliminar pobreza en 2030)
América Central también mejoró la esperanza de vida, que entre 2000 y 2010 aumentó tres años y se ubicó en 74,9 años aunque también con persistente desigualdad: Costa Rica llega casi a 80 años y Panamá a 77, frente a Guatemala donde apenas supera los 71 y El Salvador con 72,5 años.