La Universidad de las Américas (UDLA) en Ecuador desarrolla una leche A2A2 que aunque en otros países ya se tiene, allí todavía no la producen.
Se trata de una nueva opción ganadera y más digerible, una leche sin betacaseína A1, proteína a la que se le atribuyen los efectos negativos que hacen que la leche tradicional resulte indigesta para algunas personas.
El proyecto consiste en la identificación genética de las vacas y no en una manipulación como ocurre con los productos transgénicos, que ha permitido seleccionar a ejemplares no portadores de genes con betcaseína A1, que suele generar, sobre todo, malestar intestinal, según informó la agencia EFE.
En declaraciones a la agencia de noticias, el investigador de la UDLA, especialista en genética animal, enfermedades infecciosas, y microbiología, Jacobus de Waard, manifestó que "hace más o menos 7.000 años apareció una mutación en la raza bos taurus que cambió una proteína presente en la leche, la betacaseína, una mutación que causó que esta se volviera inestable".
El investigador aclaró que esa inestabilidad de la proteína es la que causa molestia digestiva: "No es intolerancia, no es alergia, que responden a factores inmunológicos. Eso explicaría que incluso personas con intolerancia a la lactosa y que beben leche sin ese componente, aún sigan experimentando molestias que, muy probablemente sean por la betacaseína A1", manifestó.
Conocida también como leche originaria, la leche de vaca antes de esa mutación contenía la proteína betacaseína A2, al igual que la materna o la de otros animales y que muchas personas toleran de mejor manera, aseguró el investigador.
A lo largo de los siglos en la genética de las vacas de diferente raza se extendió la betacaseína A1, aunque la A2 no desapareció completamente, lo que ha permitido a los genetistas seleccionar al ganado conforme a esa característica cromosómica.
En Nueva Zelanda y Australia se inició en la primera década del 2000 la comercialización de la leche A2A2, es decir, de vacas con los dos cromosomas de la betacaseína A2, y también comenzó a introducirse en Ecuador el semen de toros con esa genética.
A través de la técnica de genotipificación desarrollada en la UDLA, De Waar ha identificado vacas para la producción, de momento, a pequeña escala en este país.
A nivel mundial la producción de este tipo de leche se ha incrementado en países como Australia, Estados Unidos y China. En España ha iniciado recientemente un proyecto con marca propia lanzado por ganaderos gallegos y se conocen iniciativas similares de carácter local en países latinoamericanos como Argentina o Chile.
En el caso de Ecuador, el proyecto de la UDLA, en el que tienen puestos los ojos grandes productoras lácteas del país, sería un primer paso para fabricar esta "leche del futuro", y de paso, una oportunidad productiva para un sector que acusa importantes pérdidas en los últimos años.
La jefa de campus de la granja UDLA Nono, Andrea Maldonado, donde estudiantes de diferentes carreras ponen en práctica sus conocimientos, anunció que en las próximas semanas se harán las pruebas iniciales con la leche A2A2 para la elaboración de productos lácteos como yogur y quesos.
“Gracias a esta investigación podemos hacer varias pruebas con nuestros consumidores, que ya conocen nuestros productos y nos dan sus comentarios”, manifestó sobre la pionera leche en la que se está apostando por una campaña para dar a conocer el producto bajo el etiquetado “Vacas con leche A2A2, los primeros en Ecuador”.
Por su parte el coordinador técnico de la granja universitaria Nono, Christian Lemus, indicó que tras el estudio se determinó que el 46 % de los animales ya tienen el gen A2A2 y que producen una media de 100 litros diarios de leche.
“Tenemos 12 vacas en producción, 7 más en camino en los próximos meses, y el resto, terneras y terneros, aún demoran un par de años”, aseguró.
El objetivo es aumentar el ganado mediante el cruce de machos A2A2 con vacas con gen A1A2, de las que esperan obtener frutos en los próximos años para que esa genética empiece a ser más fuerte.
En Ecuador hay alrededor de 294.000 productores de leche, en su mayoría pequeños (80 %), y el resto (20 %) se reparten entre medianos y grandes, que producen diariamente 6,15 millones de litros, según la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria (Espac) de 2020.