Estados Unidos no podría suplir de 400 a 500 mil toneladas de carne, ni con su producción interna ni con los envíos de países como Argentina y Brasil. Tampoco había muchas opciones de importar de mercados habituales como México y Canadá, o de otras opciones como Australia y Nueva Zelanda.
De acuerdo con el más reciente informe de Rabobank (citado por Beef Central) sobre las proyecciones de la industria cárnica vacuna para el cuarto trimestre de 2022 y principios de 2023, EE. UU. podría experimentar una posible pérdida anual de producción de 400 000 a 500 000 toneladas métricas.
Analizando la situación actual de EE. UU., destacó que la oferta de ganado al día de hoy es adecuada pero los compradores están preocupados por futuras caídas. Además los precios altos de la carne se mantendrán en 2023, aunque el interés de los consumidores por este producto se mantiene.
En efecto, la liquidación del hato bovino en el país no es nada nuevo y se ha discutido en cada nuevo informe de Rabobank. Pero en los últimos 4 años, el sacrificio continuo y la retención mínima de novillas han hecho poco para reducir la producción de carne.
Por ello, el banco holandés espera que la producción de carne de res alcance el punto de inflexión en 2023, elevando los precios aún más y ocasionando una disminución en la oferta. (Lea: Brasil consumirá más carne vacuna en 2023, según Rabobank)
A su juicio, es probable que los consumidores estadounidenses seguirán comiendo carne vacuna mientras puedan pagarla. Pero no hay duda de que los ingresos cada vez más reducidos en conjunto con el alza de precios y el estancamiento del salario mínimo afectarán el consumo.
¿Quién satisfacer el apetito de carne de res de los consumidores de EE. UU.?
Ante una posible contracción en la producción interna de carne, EE. UU. recurrirá a sus vecinos México y Canadá, los dos proveedores más grandes. Sin embargo, Canadá también está pasando por su propia fase de liquidación y es probable que no pueda suministrar lo suficiente.
Australia y Nueva Zelanda, el tercer y cuarto proveedor más grande de EE. UU. y mercados de importancia a nivel mundial, son las siguientes opciones lógicas. (Lea: Así fueron las exportaciones de carne de Brasil, Paraguay y Uruguay en la primera mitad de 2022)
Pero se prevé que la producción de carne de res en Nueva Zelanda disminuya un 4 % entre 2023 y 2025. A su vez, la recuperación de Australia de su propia fase de liquidación se ha prolongado, sin saber si tendrá el ganado disponible para producir los mismo volúmenes de otras épocas.
¿Qué pasa con los nuevos proveedores? Europa no es un gran proveedor de EE. UU. y RaboBank espera que la producción de carne vacuna de la Unión Europea y Reino Unido continúe su declive estructural a una tasa anual de alrededor del 0,5 % en el período de 2023-2025.
Esto deja a Suramérica, que tiene volumen disponible pero carece del acceso comercial necesario para llenar la brecha de la producción estadounidense. Se espera que la producción de Brasil crezca en los próximos años, pero la de Argentina disminuiría y luego se estabilizaría.
Combinados, estos dos principales exportadores sudamericanos no aumentarán la producción lo suficiente como para compensar la caída en los EE. UU., incluso si se modifican los acuerdos comerciales para aumentar los volúmenes exportables de América del Sur.
En consecuencia, la caída en la producción de carne de res de EE. UU. no se vea compensada por el crecimiento de la producción en otros países exportadores importantes. (Lea: En 2023 exportaciones de carne vacuna caerían 1% y las importaciones 2%, dice USDA)
Esto sin considerar ningún otro aumento en la demanda mundial de carne de res durante el mismo período. Los consumidores deberán pagar para acceder a la oferta disponible, dadas las presiones de la oferta en muchos mercados, lo que podría crear una fuerte ventaja en los precios y la redistribución de los volúmenes comerciales.