En Chile se abrió una discusión entre el Gobierno y defensores de cultivos tradicionales, ante la llamada 'Ley Monsanto', proyecto legislativo que aún no ha sido aprobado y que busca la privatización de semillas transgénicas.
La agrupación 'Unidos por la Vida' fue una de las que aprovechó la ceremonia de inauguración del monumento de la Goleta Ancud en Chile para decirle al Gobierno, mediante carteles y arengas, que la aprobación de la propuesta acarreará daños irreparables.
El ministro de Agricultura, Luis Mayol, acudió al llamado de los manifestantes y dijo que estaban equivocadosy que la Ley no sería votada el pasado martes 7 de enero en el Senado. Sin embargo, las personas que rechazan el proyecto legislativo le respondieron que están absolutamente en contra, pues de aprobarse, "los chilenos perderían su soberanía alimentaria".
Al igual, se refirieron a la presunta inhabilidad que tendría el ministro de pronunciarse sobre el tema, debido a que ha sido señalado de tener acciones en una empresa de alimentos transgénicos. (Lea: Cultivos transgénicos evolucionan para incrementar productividad del campo)
El sitio web 'Yo no quiero transgénicos en Chile', aseguró que el ministro sería propietario de 670 mil acciones de la empresa Copeval SA, una de las principales distribuidoras de semillas en el país.
Por lo mismo, sus voceros indican que Mayol debería inhabilitarse sobre el tema de la tramitación del proyecto de 'Ley Monsanto', porque si se aprueba la iniciativa, sus acciones podrían subir.
Mayol fue consultado al respecto. Sin embargo no desmintió ni afirmó nada respecto de dicha acusación. Solo se remitió a negar que la denominada 'Ley Monsanto' vaya a ser tramitada en la Cámara Alta en el corto plazo.
“Esta ley se presentó en el Gobierno de la presidenta (Michelle) Bachelet y fue aprobada por unanimidad en la Cámara de diputados. Y hoy está para que se vea en el Senado. No sé si acaso se va a alcanzar a ver en este Gobierno o va a tener que verla el mismo Gobierno que la presentó. Ahora, lo único que señalo es que no sé por qué le pusieron ‘Ley Monsanto’, anotó el ministro.
El funcionario añadió: "El Inia (Instituto de Investigaciones Agropecuarias) tiene 60 años, ha creado 240 variedades que ha permitido el desarrollo de la agricultura y el Inia no es Monsanto. La Universidad Católica no es Monsanto. La Universidad de Chile acaba de sacar cuatro variedades de durazno y no es Monsanto. Así es que hay que ver de qué se trata. Esto no tiene nada que ver con la transgenia. Así es que les pido que haya un poquito más de estudio, nada más”.
¿Especulaciones?
En Chile y otros países se ha hablado de la siembra de alimentos transgénicos, por el supuesto efecto negativo que tiene en el medio ambiente, y hasta se ha especulado de daños irreparables en la salud, ocasionados por el consumo de dichos productos.
Lo cierto, es que se trata de una tecnología que ha tomado fuerza en países desarrollados y en algunos en vía de crecimiento, entre los que está Colombia, que ocupa el tercer puesto en Latinoamérica en la producción de cultivos transgénicos, según el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad, Lagebio. Argentina y Brasil están en el primero y segundo lugar. (Lea: Rendimiento de maíz americano, el segundo más alto de la historia)
La siembra de semillas transgénicas está regulada por la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, llamada Ley Monsanto, la cual exige a los países gran número de requisitos para desarrollar experimentos con productos que se quieren transformar con genes.
Transgénicos para evitar plagas
Para el caso colombiano, la tecnología se aplica hace 8 años en cultivos de maíz y algodón, básicamente para evitar que contraigan plagas que dañen las cosechas.
Henry Vanegas Angarita, presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas, Fenalce, explicó que el interés primordial de los transgénicos es conseguir rendimiento de los productos durante los 2 semestres del año. Sobre todo en un país como el nuestro con clima tropical que constituye una amenaza constante por el riesgo de la aparición de hongos en las plantaciones.
Además, desmintió que se presenten inconvenientes con los alimentos modificados genéticamente en Colombia y aunque sufren cambios mínimos en su sabor y tamaño, se cultivan porque se hacen más "resistentes a las plagas". (Lea: Colombia ocupa el tercer lugar en Latinoamérica en producción de cultivos transgénicos)
También dijo que el avance nacional en la aplicación de la tecnología aún es mínimo por el alto costo que tiene la semilla transgénica comparada con la tradicional.