En el portal El Clarin se expone la historia de Gabriel Elizondo, un técnico electrónico, ganadero y agricultor de Buenos Aires (Argentina), quien usa el mijo perenne para alimentar a sus bovinos en la cría y recría de angus negro.
De acuerdo a este productor, “en 2015 empezamos con el mijo y lo elegimos por sus grandes valores nutricionales, por su adaptación a condiciones climáticas difíciles -dado que en la zona tenemos temperaturas muy altas y lluvias muy dispares– y porque nos soluciona el tema del forraje durante el verano”. Al día de hoy, este ganadero cultiva 10 hectáreas de este cereal y planea incorporar unas más. (Lea en CONtexto ganadero: Pastos de corte, ideales para el trópico)
Desde 2015, Elizondo había escuchado sobre este pasto, pero destaca que decidió usarlo porque, para ese entonces, había empezado a hacer destete precoz, por lo tanto, necesitaba alimentos de alta calidad para sus terneros.
En ese orden de ideas, primero hizo la prueba con la siembra de sorgo negro. Sin embargo, no le fue tan bien porque dicho cultivo se iba perdiendo con el tiempo, añadiéndole otro inconveniente ligado en que no se conseguían semillas con facilidad.
En palabras de Elizondo, “los primeros años de producción son muy rendidores, pero luego hay que resembrar y entonces se complica todo el planteamiento productivo”.
Por el contrario, con el mijo la situación es distinta, pues una vez se instaura, ya queda y siempre da buenos resultados. Según el ganadero, “la clave es conseguir semillas de buena calidad”, teniendo en cuenta que es un alimento de excelente calidad que no necesita agroquímicos debido a que “una vez que arranca, este cultivo le gana a la maleza y anda muy bien”.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) declara el 2023 como el año internacional del mijo perenne, con el objetivo de fomentar la producción sostenible de este pasto, destacando su potencial, y tratando de convertirlo en nuevas oportunidades de mercado para productores y consumidores.
Elizondo dice que esta especie vegetativa rinde hasta 4.000 kilogramos de materia seca por hectárea, teniendo en cuenta que los terneros engordan de forma sostenida. “El mijo nos permite pasar el último tramo del verano muy bien y fue una solución porque la avena y la cebada se siembran en febrero y el sorgo en noviembre, así nos quedaba la brecha de diciembre y enero que ahora la cubre este cultivo y con buena calidad nutricional”, asegura el ganadero. (Lea en CONtexto ganadero: Especies forrajeras pueden ser una solución para mejorar la dieta del ganado bovino en invierno )
Lo anterior está acompañado de un pastoreo directo rotativo con parcelas pequeñas para los animales de destete a 30 días.
Exportaciones del cultivo mijo perenne
En el portal EnColombia, se expone que los principales países exportadores de este cultivo son Estados Unidos, India, Ucrania, Rusia, Francia, Uganda, Uzbekistán, Canadá, Pakistán y Myanmar.