La renovación de la licencia en la Unión Europea (UE) del glifosato, uno de los herbicidas más usados en el mundo, es el centro de una dura batalla en Bruselas, máxime cuando la actual autorización expira a finales de diciembre. El comité de expertos encargados del asunto, del que forman parte representantes de los 28 países del bloque, se reúnen jueves y viernes en Bruselas, pero no se espera ninguna votación al respecto visto que algunos países todavía no fijaron su posición. Francia es uno de los pocos países, junto a Austria, que han hecho pública su postura, anunciando que se opondrá a la propuesta de la Comisión de renovar durante diez años la licencia del producto. Pero el gobierno francés no cerró del todo la puerta, al asegurar que está abierto a un período de autorización menor, de cinco o siete años por ejemplo. Desde hace dos años, en un contexto de debates sobre la peligrosidad del glifosato para la salud, los países del bloque no han logrado alcanzar ninguna mayoría ni a favor ni en contra de una nueva autorización. En la primavera de 2016, para intentar desbloquear la situación y evitar un vacío jurídico, la Comisión prolongó durante 18 meses la licencia del glifosato que expiraba entonces y pidió a su vez a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) un nuevo informe científico. 'Bloqueo' La EFSA concluyó que no existían motivos para catalogar el glifosato como una sustancia cancerígena, lo que condujo a la Comisión a proponer de nuevo renovar la licencia durante 10 años. Pero el informe no apaciguó el debate político sobre este herbicida común que se halla en los productos estrella de gigantes del sector agroquímico como Monsanto (RoundUp), pero también de Syngenta o de Barclay Chemicals. "La Comisión intenta hallar una solución que cuente con el mayor apoyo posible de los Estados miembros", explicó una portavoz a pocos días de la reunión de octubre. De los 28 países del bloque contactados por la AFP a través de sus representaciones ante la UE, poco menos de la mitad respondieron, en su mayoría para indicar que todavía no habían decidido su voto. Cinco señalaron en cambio que apoyarán la propuesta de la Comisión. En un país como Alemania, que según fuentes coincidentes se abstuvo hasta el momento, el gobierno está dividido. Y frente a los retrasos de los 28, el ejecutivo comunitario endureció su mensaje. El comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, lamentó una "situación de bloqueo institucional", apuntando a la ambigüedad de los países "que buscan inducir a la Comisión a tomar una decisión en su lugar", según el acta de una reunión del ejecutivo comunitario de junio de 2016. Si no se llega a votar, la licencia del glifosato expirará a finales de diciembre, si bien todavía se podrá utilizar durante un año de cara a finalizar las reservas. Andriukaitis recordó en varias ocasiones que los países tienen la posibilidad de prohibir los productos con glifosato en sus territorios, incluso si la substancia se autoriza a nivel europeo. En Francia, por ejemplo, su uso por las administraciones locales en los espacios abiertos al público está prohibido desde el 1 de enero de 2017 y su empleo por particulares se suspenderá a partir de 2019. ¿Cancerígeno? La Comisión esperaba que el informe de la EFSA pusiera fin a la controversia científica, pero los opositores al glifosato dudan de su independencia y continúan apoyándose en un estudio del Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lo considera "probable cancerígeno". Por su parte, la industria fitosanitaria estima que la Comisión debería haber propuesto una renovación durante 15 años, en virtud de las reglas europeas. El principal sindicato de agricultores europeos, Copa-Cogeca, va en esta línea, asegurando que no existe ninguna alternativa "viable" al glifosato, si la agricultura europea quiere mantener su rendimiento. Los opositores a este herbicida están lejos de bajar los brazos y su intensa campaña sacó de nuevo el caso a la palestra. Más de 1,3 millones de personas firmaron una "iniciativa ciudadana" para decir no al herbicida, un éxito inédito para este instrumento que permite apelar directamente a la Comisión. Invitado por la Eurocámara a una audición en octubre para explicar sus métodos para influir en el debate público, el estadounidense Monsanto ha rechazado la invitación. La decisión impedirá a sus directivos y lobistas el acceso a esta institución.