El funcionario hizo una férrea defensa de la actividad pecuaria de los países de las Américas en la COP29. Dijo no haber base científica para afirmar que esta actividad hace un aporte importante al cambio climático.
En un evento académico realizado en el pabellón del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en la COP29, que se celebra en Azerbaiyán, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Fernando Mattos, indicó que el sector productivo de las Américas está comprometido con ser cada vez más sostenible, pero es sobre todo una víctima de la variabilidad climática y no su principal responsable.
“No tengo miedo de defender la ganadería, que es esencial para la vida humana, y de afirmar que los principales responsables del cambio climático son otros sectores. Al cambio climático tenemos que enfrentarlo con mucha responsabilidad, dijo Mattos en su intervención en la Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas, nombre del pabellón del IICA en la COP29.
El ministro uruguayo, quien preside la Junta Interamericana de Agricultura (JIA), máximo órgano de gobierno del IICA, que reúne a todos los ministros del agro del continente, dialogó con Danielle Nierenberg, presidenta de Food Tank, organización sin fines de lucro que trabaja para lograr una transformación positiva en los modos de producción y consumo de los alimentos.
La conversación abordó la necesidad de balancear la importancia que se le asigna a la demanda mundial creciente de alimentos con la cuestión de la conservación de los recursos naturales y el combate al cambio climático.
“Es importante para la agricultura de las Américas tener una voz en las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Cada vez más la seguridad alimentaria ocupa un lugar en estas discusiones, porque hay una conciencia creciente de que no habrá paz en el mundo si no tenemos alimentos para todos”, dijo
“Esta es una oportunidad para que hablemos de nuestro rol. Somos mucho más víctimas que generadores del problema. Tenemos que estar en estos ámbitos mundiales, no para defendernos, sino para transmitir la importancia y el compromiso de la agricultura con la sostenibilidad”, agregó Mattos.
Durante el diálogo con Nierenberg, el Ministro explicó que los productores de América Latina son naturalmente defensores de la conservación de los recursos naturales, ya que saben que no habrá futuro para ellos si no llevan adelante procesos productivos cada vez más sostenibles. Esa filosofía del cuidado ambiental la han heredado de sus antepasados.
“Los suelos fértiles son un recurso finito. Lo que parece no tener techo es la demanda de alimentos. Hay una población que crece y cada vez pone mayor presión sobre los recursos naturales. Por eso tenemos que aplicar las mejores prácticas: recuperar suelos degradados, utilizar rigurosamente los agroquímicos, tomar de la biotecnología lo mejor y cuidar las fuentes de agua. Apostamos a que la ciencia, la investigación y la innovación nos den un salto de productividad en armonía con el ambiente.
“Es injusto colocar a la ganadería como un villano por sus emisiones de metano. Hay un relato de una parte del mundo que, sin mucho fundamento, pretende instalar que hay un aporte importante de la ganadería al cambio climático. Esto no tiene base científica. Trabajamos mucho para rebatir esto desde el punto de vista de la información documentada”, añadió.
Durante el diálogo, se subrayó que la actividad agropecuaria es la única que secuestra el carbono atmosférico y lo fija en el suelo.
Mattos y Nierenberg, además, manifestaron su entusiasmo por el hecho de que en 2025 la Conferencia de Cambio Climático se realizará en el continente americano, en Brasil, lo que pondrá aún más la mirada sobre la producción agropecuaria.
Finalmente, el ministro hizo hincapié en que los países desarrollados tienen el deber moral de ayudar financieramente a aquellos países en desarrollo que son las principales víctimas del cambio climático.
El financiamiento, precisó, debe llegar a los productores agropecuarios que realizan buenas prácticas como el secuestro de carbono, la preservación de los bosques o el buen manejo del agua.