4 años después del histórico acuerdo de Nagoya sobre la biodiversidad, la comunidad internacional realiza un balance desde el pasado lunes en Pyeongchang, Corea del Sur, mientras el declive de las especies prosigue a gran velocidad.
Bajo los auspicios de las Naciones Unidas, los 194 países miembros de la Convención sobre la Diversidad Biológica, CDB, nacida hace 20 años en Río, se dan cita hasta el 17 de octubre para la duodécima Conferencia de Partes, COP, algo parecido a lo que se hace anualmente con el clima.
El acuerdo de 2010 en Nagoya, Japón, establecía la voluntad de luchar contra la erosión de la biodiversidad y fijaba una veintena de objetivos para 2020: mejora en la gestión de las reservas pesqueras, extensión de las áreas protegidas, restauración de ecosistemas deteriorados, supresión de las subvenciones con un impacto nefasto para el medio ambiente, etc.
"A mitad de camino de nuestro gran plan para la naturaleza, está claro que la llamada de emergencia que lanzamos en 2010 no ha sido oída", estima Julia Marton-Lefèvre, delegada general de la UICN (Unión Internacional para la conservación de la naturaleza), un organismo que reúne agencias gubernamentales, expertos y varias ONG.
Un informe publicado hace unos días por el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF (por sus silglas en inglés) ha confirmado hasta qué punto el modo de vida y de producción del ser humano perjudica a los animales. Entre 1970 y 2010, el número de animales salvajes, terrestres o marinos se ha reducido a la mitad. (Lea: Los animales salvajes se redujeron a la mitad en 40 años)
"Algunos de los objetivos decididos por la comunidad internacional no se alcanzarán", constata Julia Marton-Lefrève.
Renaud Lapeyre, del Instituto para el desarrollo sostenible y las relaciones internacionales (Iddri), recalca que la "tendencia es mala para las reservas de peces", debido a la sobrepesca. Y continúa el deterioro de los arrecifes coralinos, añade su colega del Iddri, Claudio Chiarolla.
Áreas protegidas
La deforestación continúa a un ritmo demasiado alto, pese a haber mermado.
Como consecuencia de todo ello: el 25 % de los mamíferos corren el riesgo de desaparecer, así como el 10 % de los pájaros y el 40 % de los anfibios.A pesar de todas estas malas noticias, la protección de la biodiversidad ha progresado en algunos puntos.
Los objetivos para 2020 son: un 17 % de áreas terrestres protegidas en los continentes y un 10 % de zonas marinas en los océanos.
Entre 2010 y 2014, las áreas marinas protegidas pasaron de 1% a 8,4 % y las terrestres de 13 % a 15,4 %.
"Sin una transferencia de flujos financieros internacionales, algunas áreas no serán eficaces", matiza el investigador Renaud Lapeyre.
El tema de la financiación sigue sin resolverse. Y eso pese al acuerdo logrado en 2012 en Hyderabad (India), que preveía duplicar la ayudas para los países del Sur con relación a 2006-2009. (Lea: 11 de septiembre: Día Nacional de la Biodiversidad en Colombia)
La puesta en marcha del Protocolo de Nagoya, sobre el reparto de los beneficios de los recursos genéticos y conocimientos tradicionales, es otro de los temas incluidos en la agenda. El protocolo, ratificado por más de 50 países, entra en vigor el 12 de octubre.