Con la firma de los acuerdos comerciales con la Unión Europea, el país austral vio en ese reto la posibilidad de reordenar los diversos eslabones productivos, estructurarlos y así exportar lo mejor de ellos, logrando penetrar de forma contundente en diferentes mercados.   Aprobar y estructurar un acuerdo bilateral entre 2 países es un proceso que genera retos, temores, oportunidades y beneficios para las naciones que los firman. Eso fue lo que ocurrió en Chile una vez suscribió su Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea. Los australes le apuntaron a innovar y aprovechar las bondades que tenía su territorio para enviar sus productos agrícolas al viejo continente. (Lea: Chile exige medidas antidumping por importaciones)   En el marco de la novena versión de Expo Agrofuturo, Héctor Echeverría, director ejecutivo de la Fundación Innovación Agraria, explicó las razones por las que vale la pena apostarle a este rubro y lo que logró Chile una vez entendió que ese era el camino.   Para Echeverría, hay una enorme oportunidad para las pequeñas y medianas empresas a la hora de innovar, pero no necesariamente tiene que ser con la creación de productos o artículos, puede ser a través del marketing, la mercadotecnia o la comercialización.   “Nuestro país fue poco proteccionista a la hora de firmar los TLC, porque sabía que el vino, las uvas y las manzanas que producimos podían llegar a cualquier mesa en el mundo, eso se aprovechó y logramos posicionarnos en esos rubros”, apuntó el experto. (Lea: Experiencias de Chile, México y Japón se compartieron en Palmira)   De igual manera, el chileno señaló que hay muchas oportunidades en el campo de la innovación que deben aplicarse al sector agropecuario. Casos como el monitoreo y la gestión de los recursos hídricos, la agricultura de precisión, el riesgo agroclimático y alertas tempranas en materia de plagas y enfermedades, algunos de los ejemplos.   “Nuestro país tiene varios casos de éxito en el aspecto innovador. Uno de ellos la oliva, un cultivo que en 1995 tenía 3.000 hectáreas y para 2014 ya completó las 30 mil, convirtiéndose en el proveedor del 2 % del aceite de oliva que se consume en el mercado internacional. Otro ejemplo es el de los arándanos, un fruto que tiene más de 15 mil hectáreas sembradas y que posicionó a Chile como el segundo productor y exportador a nivel mundial”, confirmó Héctor Echeverría.   No obstante, según el chileno, para lograrlo se deben superar retos y desafíos como son cambiar la cultura e idiosincrasia de las familias, técnicos y profesionales relacionados con el agro, ya que una vez comprendan que son el futuro de la economía, comprenderán la importancia de ser innovadores.  (Lea: Productos cárnicos chilenos incursionan en el mercado asiático)