Europa no es la única que se ahoga. En las antípodas, una sequía de una violencia inusitada quema los cultivos australianos, diezma los rebaños y causa estragos en la economía de agricultores y ganaderos. La isla continente está habituada desde hace tiempo a los fuertes calores y sus habitantes desarrollaron una notable capacidad de resiliencia. Pero los episodios de sequía que viven actualmente algunas regiones del este de Australia son los peores en medio siglo. Las escasas lluvias que cayeron a principios de esta semana aliviaron apenas levemente las consecuencias de las altas temperaturas, que redujeron a polvo grandes extensiones de cultivos y de pastos. Ante la escasez de pienso, los ganadores tienen que comprar grano o a hacer que les transporten heno desde otras regiones del país para alimentar a sus animales, lo que los obliga a gastar cada semana miles de dólares australianos más de lo habitual. Algunos pasan horas alimentando a su ganado con la mano y otros se vieron obligados a sacrificar a los animales. "Los matan porque no quieren que sufran. Los sacrifican porque ya no pueden permitirse alimentarlos", explica a la AFP Tash Johnston, cofundadora de la asociación Drought Angels. Los agricultores también se ven obligados a racionar el agua tanto para su familia como para sus rebaños, ya que sus pozos están prácticamente secos. Ayuda psicológica Algunos ya prevén abandonar unas propiedades por las que pasaron varias generaciones antes que ellos. Esta situación se repite en varias regiones del estado de Nueva Gales del Sur, donde la agricultura da empleo a más de 77.000 personas y genera más de 15.000 millones de dólares australianos (9.500 millones de euros, USD 11.125 millones) cada año. El miércoles, las autoridades declararon formalmente el estado de sequía en el conjunto del Estado. Las condiciones también son difíciles en el estado de Queensland (norte), cuyas autoridades afirman que la sequía afecta al 60% de las tierras. "Sería la primera vez en dos generaciones, desde los años 1930, en que no tuviéramos cosechas de otoño o de invierno", reconoce a la AFP Greg Stones, propietario de una granja cercana a Gunnedah, a cinco horas de ruta al norte de Sídney. En respuesta a las dificultades financieras de sus agricultores, el gobierno anunció el fin de semana ayudas de emergencia por 190 millones de dólares australianos, que incluyen la entrega de dos paquetes de hasta 12.000 dolares (7.700 euros; 8.900 USD) por hogar. También se desbloqueó dinero para los servicios de ayuda psicológica, para apoyar a agricultores a que menudo viven muy aislados, ya que las autoridades temen un alza de los suicidios. Tres minutos de ducha "Esta sequía es la más larga y más extensa que vimos en más de 50 años, por eso debemos darles una ayuda suplementaria", declaró recientemente el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull. James Jackson, presidente de la federación de agricultores de Nueva Gales del Sur, saludó las medidas del gobierno, pero solicitó que se prolonguen en el tiempo. Para otros, llegan tarde y son insuficientes. "Todos los gurús del clima [...] son incapaces de decirnos cuándo terminará la sequía", señala Col Barton, cuya familia tiene una granja en el este de Gunnedah desde 1938. Los servicios meteorológicos australianos afirman que el fin del calvario no está cerca. Entre tanto, las ciudades también se enfrentan a esta escasez de lluvia. Murrurundi, 300 km al norte de Sídney, recibió menos de 170 mm de lluvia en lo que va de año y podría no tener agua potable en los próximos meses, por lo que se decretaron restricciones, como duchas de menos de tres minutos y un máximo de dos lavadoras por semana.