En 1990 se desarrolló el primer bovino del mundo sometido a modificación genética, el toro Herman. En los últimos 30 años, científicos en todo el mundo han realizado experimentos con bovinos para diversos propósitos, desde elevar el rendimiento hasta obtener animales sin cuernos.
Herman fue manipulado genéticamente para introducir el gen humano que codifica la lactoferrina, una proteína de la leche con propiedades antiinfecciosas. El toro era de propiedad de la compañía holandesa Pharming y fue el único en el funcionó la microinyección con células embrionarias.
En 1992, el Parlamento holandés permitió que se reprodujera y engendró hasta 83 terneros. En 1996, antes de su castración, se detectó la presencia de lactoferrina en la leche de sus hijas. (Lea: ¿Sabe cómo se aplica la genómica en la ganadería?)
Vivió su retiro en el Museo Nacional de Historia Natural de Leiden, en una exposición viviente sobre biotecnología junto a las vacas clonadas Holly y Belle. El 2 de abril de 2004, Herman fue sacrificado por veterinarios de la Universidad de Utrecht porque sufría de osteoartritis.
En 1997, se produjo la primera vaca transgénica, llamada Rosie, con el gen de la alfa-lactoalbúmina humana. Su leche contenía aproximadamente 2,4 gramos de proteína humana por litro de leche y se encontró que era más equilibrada nutricionalmente para los bebés humanos.
Posteriormente, investigadores han desarrollado ganado lechero modificado genéticamente para que crezca sin cuernos, para evitar lesiones a los granjeros y otros animales. Entre ellos está Scott Fahrenkrug, genetista molecular en la Universidad de Minnesota en EE.UU.
Su trabajo se centró en crear vacas sin cuernos a través de la edición genómica. Para ello, tomó ADN del genoma de Red Angus, que se sabe que suprime el crecimiento del cuerno, y se insertó en las células tomadas de un toro Holstein de élite llamado "Randy".
En 2002, nació la ternera Pampa Mansa en las llanuras de la provincia de Buenos Aires, en el corazón ganadero de Argentina, como el primer clon bovino transgénico del mundo cuya leche contiene hormona del crecimiento humano utilizada como medicamento.
De otro lado, en 2011, científicos chinos generaron vacas lecheras modificadas con genes de seres humanos para producir leche que sería lo mismo que la leche materna humana. (Lea: Con modificaciones genéticas buscan obtener vacas sin cuernos)
Ellos lograron que la leche de vaca tuviese un mayor número de lisozimas (proteínas presentes en la leche materna que evita infecciones bacterianas a los niños). En concreto, esta enzima aparece 25 veces más de lo normal con las manipulaciones implementadas durante estos últimos meses.
En 2012, los investigadores de Nueva Zelanda también desarrollaron una vaca genéticamente modificada para producir leche que causara menos reacciones alérgicas. (Blog: Inédito: lograron editar un toro para mejorar la producción de carne)
Ese mismo año, científicos de Argentina presentaron a Rosita ISA, el primer bovino bitransgénico del mundo, una vaca clonada que incorpora dos genes humanos en un solo sitio del genoma bovino. Esto se hizo para producir leche con propiedades similares a la leche materna humana.