Los satélites artificiales han estado presentes en la historia desde el famoso Sputnik 1. Esa tecnología le ha servido al hombre en tareas como predecir el clima con mayor precisión, retransmitir imágenes en directo a grandes distancias, observar los confines del universo visible y elaborar un mejor vino. Cultivar uvas de alta calidad para obtener aún un mejor vino no es una tarea sencilla. Sin embargo, gracias a la tecnología de punta que existe hoy en día, la bodega Conde de Villaseñor ubicada en Monterrey, México, está utilizando satélites para verificar el crecimiento saludable de los racimos utilizados en la elaboración de la tradicional bebida. (Lea: Robots y drones que permiten cuidar el ganado) “Ese tipo de tecnología nos permite, a través de las fotografías que recibimos gracias a los satélites, determinar la temperatura de las vides y tomar decisiones por ejemplo, sobre el riego que se necesita en ciertas áreas de nuestros viñedos”, reveló David Zárate, responsable de la empresa en diálogo con un reconocido medio internacional. Los dispositivos ubicados a una altura de 700 kilómetros, y que tardan en dar un día y medio en darle la vuelta al planeta, poseen los mismos elementos que un vehículo espacial, paneles solares, antenas y un compartimento para el combustible de los propulsores. La diferencia es la cámara que toma imágenes en color y en blanco y negro, infrarrojos y sensores que captan diferentes rangos espectrales. Una vez han cumplido su misión, algunos satélites deben regresar a la atmósfera terrestre. "En ese viaje de vuelta deben soportar temperaturas superiores a los 2.000 grados centígrados debido a la fricción con el aire que se genera al atravesar la atmósfera", apuntó en el mismo diario Miguel Ángel Molina, ingeniero de GMV Aerospace, una de las compañías que ofrece servicios como el que usa el viñedo mexicano a agricultores de todo el mundo. (Lea: Los drones ayudarán a eliminar la hierba improductiva)
La teledetección ayuda a optimizar, entre otras cosas, la cantidad de agua y fertilizantes que necesitan los cultivos o señalar el mejor momento para cosechar. Es lo que se conoce como agricultura de precisión. Entre las ventajas de estos sistemas, Javier Tardáguila, profesor de Viticultura de la Universidad de La Rioja, en España, en un periódico internacional aseguró que son capaces de “capturar imágenes hiperespectrales que permiten observar aspectos no visibles en una fotografía normal como la concentración de clorofila y realizar instantáneas térmicas que revelen información sobre estado hídrico de la vegetación”. Mientras que en el caso de los drones y los sensores acoplados a los tractores ofrecen una perspectiva más detallada: como calcular la espesura del follaje, el tamaño del fruto o la incidencia de enfermedades para optimizar el uso de pesticidas en las cosechas. (Lea: Diagnósticos de salud agrícola son posibles gracias a drone)