En México, un país emblemático en la producción de aguacate, se ha desarrollado una tecnología que convierte las semillas de aguacate, un subproducto desechado masivamente, en bioplástico biodegradable. Este avance no solo resuelve problemas ambientales urgentes relacionados con el plástico, sino que abre nuevas posibilidades para el uso de un recurso previamente infrautilizado. (Lea en CONtexto ganadero: El aguacate colombiano llega a más de 30 países)
Cada año, en México, se descartan aproximadamente 300.000 toneladas de semillas de aguacate. Estas semillas, que antes no tenían utilidad más allá de la agricultura o como desperdicio, ahora se han convertido en la base de bioplástico que está revolucionando la forma en que se consumen y se desechan productos de un solo uso.
Este bioplástico, desarrollado por la empresa Biofase, es el resultado de 10 años de investigación en la búsqueda de alternativas sostenibles al plástico convencional, que ha sido una fuente de contaminación global.
La innovación surgió del esfuerzo de Scott Munguía, quien como estudiantes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), identificó el potencial de la semilla de aguacate para desarrollar biopolímeros que no compitieran con fuentes de alimentos como el maíz o la papa, utilizados en otros bioplásticos.
El bioplástico de esta compañía está compuesto en un 60% por biopolímeros extraídos de la semilla de aguacate, lo que lo convierte en un material renovable biodegradable y más amigable con el medio ambiente. Los productos fabricados con este bioplástico se degradas en aproximadamente 240 días, dependiendo de las condiciones ambientales, un tiempo mucho menor que los siglos que puede tardar el plástico tradicional.
Entre los elementos que se fabrican con esta innovadora resina están cubiertos, pitillos, platos y contenedores para alimentos tanto fríos como calientes. Estos productos son ideales para usos cotidianos, tanto en hogares como restaurantes, hoteles y otros establecimientos que buscan alternativas sostenibles.
El impacto del bioplástico basado en semillas de aguacate va más allá de su degradabilidad. El árbol del aguacate absorbe dióxido de carbono de la atmósfera, contribuyendo a la reducción del calentamiento global. Al utilizar las semillas se evita la competencia con fuentes alimenticias, un problema que ha afectado a otros bioplásticos.
Los productos de Biofase tienen una huella de carbono menor en comparación con los plásticos convencionales, reduciendo el uso de hidrocarburos derivados del petróleo en al menos un 60%. Esto implica una disminución en la contaminación plástica y el consumo de recursos fósiles, acercándose a un modelo más sostenible de producción y consumo.
Una de las ventajas clave del bioplástico de semilla de aguacate es que no requiere ser transportado a instalaciones especiales de compostaje para degradarse. A diferencia de otros bioplásticos que necesitan condiciones específicas como altas temperaturas para descomponerse, los productos de esta empresa pueden biodegradarse naturalmente en rellenos sanitarios o incluso en la tierra. (Lea en CONtexto ganadero: Crean bioplásticos a partir de suero de leche)
Esto es especialmente relevante para países que no cuentan con la infraestructura adecuada para el tratamiento de residuos compostables, haciendo que esta tecnología sea accesible y afectiva para reducir el impacto ambiental en diversas latitudes.