La Comisión Europea decidió este martes relanzar el procedimiento para intentar convencer a los países del bloque de autorizar a largo plazo el glifosato, después de fracasar en un intento anterior. Los comisarios europeos dieron su visto bueno para "reanudar las conversaciones con los Estados miembros sobre una posible renovación de la autorización del glifosato durante 10 años", indicó a la AFP una portavoz del ejecutivo comunitario. La licencia de este controvertido herbicida expiró en la UE en el verano boreal de 2016 y, ante la falta del visto bueno de los 28, Bruselas se vio obligada a prolongar 18 meses esta licencia, a la espera de un informe de los expertos europeos. Francia y Malta votaron en contra durante una consulta a finales de junio, que junto a las abstenciones de siete países (Alemania, Italia, Portugal, Austria, Luxemburgo, Grecia y Bulgaria), bloqueó la decisión. En su decisión de relanzar el procedimiento, "la Comisión tomó en cuenta los últimos estudios científicos", especialmente las conclusiones de la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA), explicó en un corto comunicado el ejecutivo comunitario. A mediados de marzo, la ECHA indicó que el glifosato no debe considerarse como una sustancia cancerígena, unas conclusiones que provocaron el descontento de las oenegés. La asociación europea de fabricantes de pesticidas, la ECPA, que cuenta entre sus miembros a Monsanto, Bayer, Dow, BASF o Syngenta, dijo entonces esperar que la Comisión iniciara rápidamente un nuevo procedimiento para una licencia de 15 años, una duración mayor que la prevista por Bruselas. El interés económico no es baladí. El uso de herbicidas que contienen glifosato se generalizó rápidamente desde su al mercado en la década de 1970. Con el desarrollo de cultivos transgénicos resistentes a esa sustancia, como la soja RR (Roundup Ready) de Monsanto, su uso se generalizó aún más. El eurodiputado ecologista Harald Ebner lamentó que "una nueva autorización durante 10 años sin restricción muestra el poco respeto por la iniciativa ciudadana" que se lanzó contra el glifosato. Este movimiento ciudadano, que recogió casi 750.000 firmas en cuatro meses según la oenegé Greenpeace, busca prohibir este principio activo, reformar el procedimiento de aprobación de pesticidas e instaurar objetivos obligatorios de reducción de su uso en la UE.