Rusia impuso las restricciones durante marzo, tras la confirmación de un caso atípico de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) o enfermedad de las «vacas locas» en Marabá, en el sur del estado, a finales de febrero.
Este caso también motivó el cierre del gobierno de China, que mantuvo la suspensión de las compras de carne bovina a Brasil pero las reanudó el 23 de marzo. (Lea: Brasil planea exportar 3 millones de toneladas de carne vacuna en 2030)
Según el medio Mercopress, el gobierno brasileño afirmó que la decisión de Rusia de levantar las restricciones se produjo simultáneamente con la reapertura del mercado filipino el 28 de marzo, lo que representa la normalización total del comercio de carne vacuna.
El primero de marzo, Brasil, siguiendo el protocolo sanitario, impuso un embargo a la carne de animales sacrificados en el estado de Pará que tuvieran más de 30 meses. Las autoridades explicaron que, a diferencia de la forma clásica, la forma atípica de la EEB es un proceso autónomo en el rebaño y no pone en riesgo la salud pública.
El gobierno brasileño también reveló que el Ministerio de Relaciones Exteriores ha estado actuando con firmeza desde el incidente de Pará para evitar el cierre de los mercados. (Reportaje: ¿Cómo hizo Brasil para convertirse en el mayor exportador de carne bovina del mundo?)
«El gobierno brasileño recibió con satisfacción el anuncio hoy, 7 de abril, del fin de las restricciones a la carne bovina brasileña impuestas por Rusia debido al caso aislado de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) atípica en el estado de Pará», dijo el ministerio.
Por su parte, el medio Market Screener reveló que en 2022, las exportaciones de carne bovina a Rusia sumaron alrededor de USD 165 millones, el equivalente a unas 24 000 toneladas. Por su parte, Filipinas se ha convertido en el sexto destino de las exportaciones de carne vacuna de Brasil, por un total de USD 275 millones en 2022.
China también interrumpió las compras al gigante sudamericano pero anunció que reactivaría el comercio de carne de res brasileña a partir del jueves 23 de marzo, exactamente un mes después de que Brasil detectó un caso de «vacas locas» en el estado amazónico de Pará, en el norte del país.