Por tratarse de una especie invasora, al pez diablo se le consideraba un problema ambiental en México y otros países latinoamericanos, debido a ello la Fundación Produce desarrolló un proyecto para aprovechar esta especie como alimento para el ganado en comunidades de bajos recursos, explicó Mauricio Lastra, presidente de la Coordinadora Nacional de las Empresas Produce en México.
Dijo que este proyecto se hizo con el apoyo del Instituto Nacional de Pesca, Inapesca, y los gobiernos estatales.
"El pez armado llegó a los cuerpos de agua dulce del sureste hace 15 años, no sabemos cómo, y su mal aspecto y los daños que causa al ambiente le ganaron el nombre de pez diablo, e incluso llegó a ser un tema de supersticiones para los pobladores del sur de México”.
Añadió: "Hoy estamos tratando de hacer que estos mismos pobladores lo vean como una oportunidad de reducir los costos de engorda de sus ganados a partir de un alimento alto en proteína, y como una opción para su propia alimentación". (Lea: Uso irracional de promotores de crecimiento es delito en ganadería)
Señaló que tanto la Cofupro como el Inapesca investigaron en otros países como Brasil la manera de aprovechar esta especie y, a partir de la información recabada, desarrollaron una serie de talleres que desde hace 2 años imparten en comunidades de Campeche, Veracruz, Chiapas y Tabasco.
"Creamos los talleres y también nos involucramos en la creación de los molinos que se utilizan para hacer la harina del pescado, que posteriormente se mezcla con otros ingredientes para hacer el alimento para los animales; es una infraestructura que cuesta 7 mil pesos, y también se apoya a las comunidades para que puedan obtenerla", dijo.
Según Sagarpa, las pesquerías afectadas por la aparición de este pez en el sureste son las de escama de ríos y lagunas, que comprende a la tilapia, el pejelagarto y mojarras nativas como la castarrica, entre otras.