Los excrementos, la sangre y los restos de miles de reses se descomponen lentamente: en Costa Rica, un país que ambiciona producir el 100 % de su energía en forma renovable, dos mataderos transforman sus residuos orgánicos en energía.
Los mataderos El Arreo y Del Valle, a unos 10 km de la capital, San José, dejaron de lado su condición de competidores y unieron capitales y descartes orgánicos para instalar un biodigestor que convierte sus desechos en biogás.
El aparato funciona en una zona calurosa, donde las altas temperaturas y el sol parecen exacerbar el olor ácido de la sangre y la boñiga mientras se les prepara para alimentar las bacterias del biodigestor. (Lea: Los residuos del agro se posicionan como fuente principal de bioenergía)
Las emanaciones esparcidas por una leve brisa hacen difícil mantener los ojos abiertos en esa zona de la planta.
El esfuerzo de las dos empresas, que en conjunto invirtieron cerca de tres millones de dólares, es uno de los más recientes proyectos desarrollados en Costa Rica para convertir los residuos de la industria alimentaria en energía limpia.
El pequeño país centroamericano llamó la atención del mundo cuando el año pasado logró basar 99 % de su matriz eléctrica en fuentes renovables, principalmente de fuentes hídricas.
El programa de biogás, impulsado por el estatal Instituto Costarricense de Electricidad, ICE, permite que empresas alimentarias se sumen a esa matriz energética limpia con material de desecho, como restos de las plantaciones de piña o de mataderos.
Mientras algunas plantas utilizan el gas para generar energía eléctrica, otras como éstos dos mataderos, aprovechan el biogás para eliminar el búnker (combustible que proviene del petróleo)."Operado con los niveles de seguridad necesarios, el biodigestor es como tener gas natural, solo que se almacena sin presión y sin tanques de gas", explicó Carolina Hernández, del programa de Biogás del ICE. (Lea: Crean la Bikeboat InVenta, una bicicleta acuática y terrestre)
"Hace tiempo veníamos buscando una solución para los sustratos que se generan con los procesos productivos, principalmente boñiga y sangre, que generan malos olores y contaminación, que resultan molestos para los vecinos porque operamos en una zona residencial", comentó a la AFP Jonathan Molina, gerente de El Arreo.
Biogás vs búnker
A su lado, una pequeña edificación similar a un contenedor alberga una sala de máquinas tecnificada que regula toda la operación, y al lado está el biodigestor, una enorme estructura circular donde se vierten los sustratos que se transforman en gas y pasan a un depósito contiguo para su almacenamiento.
En medio del ganado, plantas para el procesamiento de alimentos y el matadero, se levanta un depósito que almacena por separado la boñiga, la sangre y restos de carne del cuero.