En medio de una compleja coyuntura social y política, Colombia enfrenta un desafío que amenaza con avivar la llama de un nuevo conflicto.
Aunque no existen cifras oficiales que den cuenta de la magnitud y alcance de las invasiones ilegales, su crecimiento es innegable, afecta a todo el territorio nacional y, desde luego, impacta el crecimiento del país por los métodos utilizados para su reivindicación (protestas, toma de vías importantes del país, paros extorsivos (sobre la Panamericana ya no se sabe cuántos bloqueos han producido los indígenas).
Si bien las invasiones de tierras son un mal que ha perseguido a los propietarios rurales de Colombia durante décadas, el énfasis que el gobierno ha puesto en la reforma agraria y la repartición de tierras bajo la bandera de "la deuda histórica", agudizó la situación. Desde el año pasado muchos propietarios de tierra así como de la agroindustria empezaron a denunciar la invasión a sus fincas y predios.
Pero este es un desarrollo más de esa consigna con la cual el actual gobierno se hizo elegir. "La tierra para quienes la trabajan" —la conocida frase del militar Teodoro Flores respecto a las tierras que con títulos de propiedad le había otorgado Benito Juárez en reconocimiento por sus servicios durante la guerra contra Maximiliano—. “La tierra pertenece al que la trabaja. Su esfuerzo y su sudor la hacen fértil... es tierra comunal. Por eso no tengo derecho ni a un palmo, ni a un elote”, le dijo a su amigo Adolfo Gamboa en el año de 1885 (citado en “La tierra es de quien la trabaja”: ¿qué significa y quién difundió esta frase? ). Frase que posteriormente fuera la consigna de Emiliano Zapata (México), quien encabezó un movimiento popular como protesta a las leyes que promovía la ocupación de las tierras por las empresas y familias de poder, en perjuicio de los campesinos e indígenas.
Pero también ha sido la frase de combate de diversas protestas sociales, reformas agrarias y revoluciones ocurridas en Perú, Chile, Cuba y otros países de América Latina. En Colombia uno de los antecedentes más conocido es la agenda política de la ANUC (Asociación Nacional de Usuarios Campesinos), que incluye la toma de haciendas.
Ahora también es bandera política del gobierno del presidente Gustavo Petro, quien ha señalado en repetidas ocasiones que la tierra es para quien la trabaja. No solo fue consigna en su campaña para lograr la presidencia de la República, sino que una vez asumido el poder no vacila en conculcar las leyes para validar los métodos para lograrlo «porque así lo quiere el pueblo».
Cómo ha evolucionado «la tierra para quien la trabaja» en el gobierno de Petro
El sentido de esta política de la tierra para quien la trabaja se ha mimetizado —que no morigerado— con el transcurrir del discurso presidencial, el cual tuvo como antecedente los anuncios de «expropiación», y desde el punto de vista normativo la aprobación —esa sí express— del Acuerdo de Escazú, sin que valieran las observaciones de la contraparte (Lea en CONtexto ganadero: Riesgos y amenazas de Escazú).
De ahí se pasó a la retórica de la «democratización» de la tierra, y se dio vía a la compra de tierras por parte del Estado para distribuirlas —y en ese marco se entiende la participación de Fedegán en la política de reforma agraria—.
El Caballo de Troya en el Plan de Desarrollo
Razón tienen lo ganaderos sobre el temor que los embarga sobre la política de tierras del presidente Petro, su rumbo y dinámica de esa política.
¿Qué pasó en la ley del Plan de Desarrollo del gobierno de Petro?. Pues que se aprobó con un verdadero «Caballo de Troya» para la propiedad privada en el sector agropecuario, concretamente en el artículo 61, numerales 5 y 6 sobre “Mecanismos para facilitar y dinamizar los procesos de compra de tierras por oferta voluntaria”, y que terminó con un “añadido” de última hora.
De acuerdo con José Félix Lafaurie, defensor de los derechos de los ganaderos, este artículo tiene un título engañoso, “pues al eliminar garantías procesales y endurecer los términos de la extinción de dominio, la convirtió en un instrumento sumario y administrativo, es decir, sin la intervención de un juez, reemplazado por la Agencia Nacional de Tierras, ANT, para ‘obligar’ al propietario a la ‘oferta voluntaria’”.
Un proyecto de Decreto con sabor amargo
Una vez aprobado el Plan de Desarrollo viene la expedición de reglamentaciones. Y en este caso se presentó un proyecto de decreto que consolida la línea de la tierra para quien la trabaja mediante la reglamentación de la extinción “administrativa” del dominio para los poseedores legítimos de tierra, es decir, sin la intervención de un juez.
Nuevamente Lafaurie advirtió que esa norma, sumada al “llamado a la movilización y organización campesina” (otro proyecto del Ministerio de Agricultura), no solo son una mezcla explosiva sino una mala idea.
Invasiones: sin prisa pero sin pausa
Así que después de varios meses de relativa calma, las invasiones a predios ganaderos en Colombia, que marcaron los primeros compases del gobierno de Gustavo Petro, han vuelto a hacerse sentir, esta vez en los departamentos de Cesar y Bolívar. (Lea en CONtexto ganadero: Continúan las invasiones de predios ganaderos, esta vez en Bolívar)
En efecto, durante los últimos meses esta tragedia se ha repetido en diferentes departamentos del país. La dinámica de las invasiones —que parecía haberse amainado— adquirió una nueva dinámica cuando el Gobierno Nacional y el Ministerio de Agricultura, mediante un proyecto de decreto, instaron a la movilización campesina.
Un ejemplo de esto es lo que ocurrió a inicios del mes de septiembre en la emblemática Hacienda La Esmeralda, un referente de la ganadería cebú en Colombia, propiedad de la productora María Cecilia Gómez y ubicada en el municipio de San Fernando, Bolívar, que fue invadida por un grupo de individuos (alrededor de 15).
Los invasores, personas que ingresaron de manera ilegal, se retiraron tras varias horas de diálogo, antes de que llegara la Brigada Ganadera. Sin embargo, la presencia de esta brigada se constituye en un claro mensaje de solidaridad del gremio ganadero para ofrecer su respaldo, en este caso a la ganadera María Cecilia Gómez.
Otro caso similar fue el que vivió Javier Pimienta, propietario de la finca El Toro en Codazzi, Cesar. En este caso, se logró un desalojo pacífico de los intrusos.
Estos dos incidentes recientes ofrecen una visión alarmante de la situación que atraviesa el sector ganadero en Colombia, con grupos que buscan adueñarse ilegalmente de tierras, a menudo amparados bajo el pretexto de la reforma agraria.
Pero en río revuelto, ganancia de pescadores. El ganadero Pedro León contó a CONtexto ganadero que el 29 de noviembre del 2022, en horas de la mañana, llegaron a su finca ubicada en Sabana de Torres, departamento de Santander, dos buses, diez camionetas particulares y varias motocicletas.
Según su testimonio, casi 300 personas arribaron a la finca de más de 240 hectáreas. “Al parecer son unas personas que tienen unas cooperativas en Sabana de Torres y estafan a la gente”, dijo el ganadero.
Según sus declaraciones, las personas llegan a los terrenos engañadas con la promesa de que les entregarán tierras, pero al llegar a la finca se dan cuenta de que esas tierras son propiedad privada y no pueden disponer de ellas. (Lea en CONtexto ganadero: Nuevo caso de invasión de tierras en Sabana de Torres)
Las Brigadas Ganaderas Solidarias
Frente a estas alarmas, la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), activó las Brigadas Solidarias Ganaderas, con un principio fundamental que es la solidaridad y apoyo a ganaderos que se ven afectados por invasiones, y la colaboración con las autoridades para garantizar la restitución de la tierra a sus legítimos propietarios. (Lea en CONtexto ganadero: **“Fedegán no es enemigo de los campesinos, por el contrario, 553 mil ganaderos son campesinos”: Lafaurie)**
Además de brindar apoyo práctico en el terreno, las Brigadas Solidarias Ganaderas están dispuestas a proporcionar asesoría jurídica a los afectados. Este compromiso busca garantizar que situaciones como las vividas en Hacienda La Esmeralda no se repitan y que los derechos de propiedad de los ganaderos estén protegidos de manera efectiva, expresó Lafaurie.
Las invasiones amenazan el futuro de la industria de la caña de azúcar
Otro de gremio gravemente afectado por las invasiones es el de la caña de azúcar. En diálogo con CONtexto ganadero, Claudia Calero, presidenta de la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar (Asocaña), advirtió sobre las invasiones de tierras en el norte de Cauca, que amenazan no solo a los propietarios de los predios sino también al futuro de esta industria.
De acuerdo con Calero, las invasiones de tierras en el norte del Cauca para el sector agroindustrial de la caña de azúcar comenzaron en 2014. Inicialmente, afectaron solamente 200 hectáreas en dos predios propiedad de particulares, pero con el tiempo, esta problemática ha escalado de manera alarmante.
Se estima que más de 5 mil hectáreas de tierras destinadas a la producción de caña de azúcar han sido invadidas (actualmente), impactando a 73 propiedades ubicadas en 10 municipios del norte del Cauca. En particular, 2022 marcó un punto crítico con un aumento significativo en las invasiones, expresa la presidenta de Asocaña.
Sin embargo, el problema va más allá de la pérdida de propiedad de la tierra. Más de seis mil personas dependían de estas áreas para desarrollar sus actividades con la caña de azúcar en la región, por lo que estas invasiones han afectado directamente su derecho al trabajo.
La presidenta de Asocaña indicó que este sector es un clúster económico que involucra a miles de personas y empresas, por lo que las invasiones han interrumpido el buen curso de estas empresas. Aseguró que el 75% del área sembrada en caña de azúcar en el valle geográfico del río Cauca pertenece a más de 4.500 cultivadores de caña y solo el 25% restante está en manos de ingenios azucareros. Por desgracia, el 90% de las afectaciones causadas por las invasiones ha recaído en propiedades de terceros, es decir, en particulares.
Para Calero, lo más grave de la situación son las vidas fatales que ha dejado estos hechos. “Hemos tenido 3 trabajadores asesinados, 9 trabajadores heridos con arma de fuego y 3 trabajadores secuestrados, liberados horas después, así como hurtos a trabajadores, tentativas de homicidio, extorsiones”. Enfatizó que más allá de las pérdidas económicas del sector, lo que más le preocupa son las afectaciones a la vida de los productores que subsisten de la caña de azúcar y que son habitantes de los municipios aledaños.
La presidenta de Asocaña insiste en que se debe determinar quiénes son los responsables de estas invasiones y espera que la justicia tome medidas para identificar a los protagonistas de esta situación, crucial para abordar el problema de manera efectiva y restaurar la seguridad en la tenencia de la tierra del país.
Vea la entrevista completa:
¡Ganadero, recuerde este protocolo a seguir en caso de ser víctima de invasiones de tierras!
Fedegán diseñó un protocolo de denuncia ante invasiones de tierras, en el que explica el paso a paso a seguir en caso de que ocurra un hecho desafortunado como este. El siguiente video le da a conocer los detalles de este protocolo: