El panorama para el sector arrocero ha sido complejo a lo largo del presente año y la perspectiva para 2024 no es del todo clara, teniendo en cuenta la ocurrencia del fenómeno de El Niño, entre otros aspectos.
Con una mayor área sembrada, la producción de arroz podría sobrepasar este año 3 millones de toneladas y unos precios de arroz paddy, que por momentos llegaron a superar los $1,9 millones por tonelada, han incentivado la inversión en siembras en los dos últimos semestres, según un informe del equipo de investigaciones económicas de Bancolombia.
Durante el primer semestre de este año, la cosecha de arroz aumentó 22 % frente al mismo periodo de 2022, y con un crecimiento en siembras de casi el 14 % para la cosecha que se viene recogiendo en el segundo semestre se asegura un aumento en la oferta.
Sin embargo, a diferencia de los últimos años, la cosecha del segundo semestre afronta el riesgo del fenómeno de El Niño que en el más reciente episodio (2014-2016), provocó una reducción en el rendimiento, pasando de un promedio de 5,1 ton/ha a 4,7 ton/ha.
Si se materializan los choques de El Niño para la cosecha del segundo semestre, la oferta podría ser menor a lo esperado. Aún no es claro si El Niño de 2023-24 será igual de intenso al último de 2014-16.
Para 2024 se podría ver, como reacción a un menor precio, una menor intención de siembra del cereal. A pesar de un aumento del 7.6 % en el precio promedio del arroz paddy entre enero y septiembre de 2023 comparado con el promedio del mismo periodo en 2022, la tendencia entre enero y septiembre de este año ha sido a la baja, con una reducción de $392 mil por tonelada, aunque lo usual es que por estacionalidad el segundo semestre tienda a ser bajista. (Lea en CONtexto ganadero: Fin del incentivo al almacenamiento del arroz, una amenaza para los productores)
Ahora, con el crecimiento esperado en la producción del segundo semestre, muy probablemente los precios sigan bajando; por ahora, el aporte a la reducción en inflación de alimentos será bien recibido por el consumidor, y esto podría darle una mano a la industria, que afronta una reducción en el gasto de los hogares.
Opinan los productores
El 2023 ha sido un año complejo para los arroceros que sufrieron primero por el fenómeno de La Niña y sus precipitaciones y ahora deben prepararse para El Niño y su sequía. Adicionalmente, han tenido un pulso fuerte con el gobierno que primero se demoró en atenderlos y escucharlos y después anunció que acabaría con el incentivo al almacenamiento que es la forma como lograr evitar una caída en los precios al productor, ese al que el gobierno dice defender.
El Gobierno buscó eliminar este subsidio que funciona principalmente para el segundo semestre del año y que busca regular el precio del cereal ante la sobreoferta temporal derivada de los ciclos de producción en el país y aunque finalmente lo mantuvo para el segundo semestre, la cuantía fue inferior y dijo que sería la última vez.
A ello se suma la estigmatización que hizo de los arroceros la ministra de agricultura Jhenifer Mojica, al tildarlos de multimillonarios lo que hizo que se convirtieran en blanco de la delincuencia, según indicó el gerente de Fedearroz, Rafael Hernández Lozano. (Lea en CONtexto ganadero: Fedearroz sigue comprometido con el programa de ordenamiento arrocero)
Según el dirigente, la producción de arroz en el país está concentrada en el segundo semestre del año, debido a las siembras de secano (con aguas lluvias) del primer semestre, que están acordes con el ciclo de lluvias de estas zonas y con la falta de infraestructura de riego en el país. Esto implica que, como el 70% del área sembrada sea mediante el sistema de secano, hay una sobreoferta temporal de arroz en los meses de agosto, septiembre y octubre, que por lo general reduce los precios al productor en esos meses.
El incentivo es una buena solución, aunque no la única para garantizar el mantener la capacidad productiva del país. “Lo importante, es que el gobierno trabaje en conjunto con los productores y realice las inversiones necesarias en esta materia”, señaló.
Así mismo consideró que se debe complementar por parte del Gobierno Nacional el apoyo a la comercialización a los productores con créditos de largo plazo y con tasas subsidiadas para la construcción de plantas de secamiento y almacenamiento en finca, de tal manera que el productor tenga mayor capacidad de definir en qué momento del año vender su cosecha.
Respecto al fenómeno de El Niño, manifestó que, si se logra un buen manejo y épocas de siembra adecuadas con asistencia técnica por parte de los agricultores, se espera que no se generen pérdidas significativas. Sin embargo, los rendimientos pueden disminuir entre un 5 y 10 % en zonas de riego, que representan cerca de 150 mil hectáreas por semestre. Por otra parte, en zonas de secano, donde se depende exclusivamente de las lluvias, puede verse reducida la siembra o dificultades en la germinación si la sequía se extiende.
Si el fenómeno de El Niño genera reducciones en la producción para el 2024, no se registrarán inconvenientes de comercialización, sino que por el contrario habrá una cosecha demandada, sostuvo.