En este momento plagado de violencia en campos y ciudades, que hoy vuelve a mostrar a Colombia ante el mundo como un país masacrado y secuestrado, donde la vida y la libertad son moneda de cambio para mafiosos y narcotraficantes disfrazados de luchadores por los pobres, los ganaderos aportarán un mensaje de esperanza, y nada mejor que invitando a participar en esta hermosa obra de Una Vaca por la Paz.
José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), manifestó en su más reciente columna de opinión que este programa fue creado por la Fundación Colombia Ganadera (Fundagán) y consiste en entregar vacas preñadas a familias vulnerables para que éstas logren mejorar su calidad de vida. (Lea en CONtexto ganadero: “Una Vaca por La Paz”)
Los hogares beneficiados se comprometen a entregar la primera cría de la vaca a otra familia vulnerable. De esta manera se crean cadenas de solidaridad vecinal que multiplican el bienestar e invitan a mantenerse en el campo.
Los inicios de Fundagán, Acabar con el Olvido y Una Vaca por la Paz
El alto ejecutivo recordó que en 2006, cuando María Fernanda Cabal “aún no se había metido en el berenjenal espinoso de la política, me pidió que la invitara a la Junta Directiva de Fedegán y allí propuso algo que fue acogido sin dudarlo: la creación de la Fundación Colombia Ganadera, Fundagán, como expresión de la solidaridad y la responsabilidad social del gremio, que ella presidió durante sus primeros años, con dos logros que quiero resaltar entre muchos: la visibilización de las víctimas ganaderas de la violencia y la defensa de sus derechos a través del programa Acabar con el Olvido; y la solidaridad con las familias rurales en condición de pobreza a partir del programa Una vaca por la paz”.
Este último se inspiró en el programa fundacional de Heifer International, una organización surgida en la posguerra para luchar contra el hambre y la pobreza en los devastados campos europeos, bajo la convicción de que, antes que comida, era mejor regalar novillas que generaran ingresos y también comida.
Lafaurie Rivera indicó que el programa, adaptado “a la colombiana” por Fundagán, se basa en la misma estrategia de lograr donaciones, en nuestro caso de vacas preñadas o su equivalente en dinero, en una “Gran Cena Gourmet”, en la que, literalmente, se lleva a subasta -una figura muy ganadera- la solidaridad de los asistentes, y a la cual también puede vincularse con su donación cualquier persona sin asistir al evento.
Miles de vacas y miles de beneficiados
Como resultado de las cenas realizadas (2010, 2012, 2014) se entregaron más de 8000 vacas preñadas a familias o comunidades rurales en condición de pobreza, preferiblemente víctimas de la violencia, con una condición adicional: que el beneficiario se compromete a entregar la primera cría a otra persona en su misma condición, con lo cual creamos “cadenas de solidaridad vecinal” que contribuyen a reparar el tejido social, destruido por la desconfianza y el odio sembrados por los violentos durante décadas.
“Producto de este noble programa, Fundagán manifiesta que las vacas recibidas desde que inició el programa, que lleva más de 10 años en desarrollo, han quedado en buenas manos, en manos de campesinos que aman el campo pero que por diversas circunstancias no habían tenido los medios económicos para, tan siquiera, pensar en tener una vaca de su propiedad. Además de que con la donación de la vaca se contribuye positivamente con el bienestar social y económico, se recupera el interés en el campo y a su vez, que los niños de esta familia campesina beneficiaria aprenden a amar las labores propias del campo”, agregó.
A pesar de la persecución y la pandemia, la solidaridad ganadera retornó
En su escrito semanal, el dirigente gremial expresó que el programa Una Vaca por la Paz se frenó temporalmente por la persecución contra Fedegán, que arreció durante el segundo gobierno Santos, y después por la pandemia. “Pero la solidaridad ganadera supera esos y muchos otros obstáculos y, por ello, volvemos en 2023, con la IV Gran Cena Gourmet, el 21 de noviembre en el club El Nogal en Bogotá, donde subastaremos una vez más la solidaridad de los ganaderos y del país, con la meta de beneficiar a 1500 familias campesinas”.
Por ello, en un momento difícil para el país, invitó a los colombianos, tan dados a “hacer vaca” para cualquier festejo o para ayudar a un amigo en problemas, “a que hagamos una gran vaca en apoyo de la población rural más vulnerable, no solo por su pobreza, sino porque ha sido víctima de la violencia, entre ellos los soldados y policías de origen campesino que esperan una mano amiga”.
Y reiteró: invito a mis lectores, a los ganaderos y a Colombia toda a estar presente, para lo cual pueden informarse en el portal de Fedegán o en nuestro periódico virtual Contexto Ganadero. En un momento que le duele a Colombia, Una Vaca por la Paz es un ejercicio de solidaridad, un mensaje de esperanza. Nos vemos este martes 21 de noviembre en el Club El Nogal”.